V.- LA TÉSIS VALENCIANA. EL PADRE DE COLÓN LLEGA A VALENCIA. COLÓN ESPAÑOL DE PADRE GENOVÉS Y DE MADRE JUDEO-CRISTIANA VALENCIANA. LAS PRUEBAS
Atraídos por la explosión económica
española liderada por la industria valenciana de la seda, la capital del Reino
de Valencia recibe un elevado números de inmigrantes, la mayoría de ellos
italianos, de entre los que destacaremos los 600 “velluters” ligures procedentes de la república italiana de
Génova. El arte del “vellut” o terciopelo para la seda no estaba aún desarrollado en
Valencia y la aportación de las técnicas de este tratamiento reforzó su
liderazgo industrial a lo largo y ancho de todo el Mediterráneo. Sería en este
grupo donde, con toda probabilidad, se enrolaría por el año 1440 el joven
genovés llamado a casarse con una valenciana judeo-conversa con la que tendría
a Cristóbal Colón y a sus hermanos como descendientes[1].
El análisis de protocolos notariales ha evidenciado la
presencia en el siglo XV de un millar de
individuos. [2] La
mayor parte, si no la totalidad, permanecería por intereses empresariales en
la ciudad durante un período largo de tiempo, lo que llevó a muchos de ellos a
avecindarse.
Prueba
número 1: LAS ACTAS Y TESTIMONIOS DE LA INQUISICIÓN DEL SIGLO XV
CONTRA CRISTÓBAL COLÓN. LOS COLÓN EN VALENCIA
La jefa de Referencias del Archivo General de Simancas, Isabel Aguirre junto
con la investigadora Consuelo Varela,
publicaron recientemente un libro con el título “La caída de Cristóbal Colón. El juicio de Bobadilla en el que daban
cuenta del informe de la inquisición española redactado en el año 1500 por Francisco de Bobadilla sobre las
denuncias y juicio contra determinados acontecimientos sucedidos en la isla La
Española y que fueron protagonizados por Cristóbal Colón y sus hermanos.
El documento inquisitorial recogía las
actas del proceso y las declaraciones de los testigos de cargo en el que se
demostraba la dureza y , en ciertos casos, la crueldad con que los hermanos
Colón gobernaban los nuevos territorios.
Según consta en el procedimiento, Bartolomé
(Bertomeu) Colón ordenó cortar la lengua dos mujeres, Teresa de Baeça e Ynés de Malaver, porque habían manifestado
públicamente que el padre de Colón y los hermanos Colón carecían de ascendencia noble sino que eran de origen
humilde ya que “eran tejedores de seda”
y que el hermano de Cristóbal Colón, Diego Colón, “fue aprendiz de tejedor de
seda en un taller de un maestro musulmán”.
Llamamos la atención para esta
manifestación que probaría tres hechos transcendentales:
1.- Que Cristóbal Colón no dijo la verdad y
que intentó evitar que se propagara su verdadero origen con estas prácticas
brutales de justicia que le ocasionaría su decadencia social.
2.- La
originaria baja extracción social de Colón y su familia, ocultada
deliberadamente junto con el lugar de
nacimiento, que hubiera impedido el acceso de los hermanos Colón a las cortes
de Portugal y España. Los tejedores de seda, aun cuando pertenecían a un gremio
cada vez más floreciente y con posibilidades económicas, nunca pertenecieron a
la nobleza, circunstancia esta que era imprescindible para emparentar con este
rango social y entrar en las cortes europeas.
3.- Que el taller de seda donde trabajó de
aprendiz Diego Colón estaba en Valencia ya que ni en Cataluña ni en Italia
existían talleres de seda musulmanes.
La dominación musulmana del Reino de
Valencia desde el siglo VIII hasta el siglo XIII hizo que los talleres
regentados por árabes se extendieran de manera muy numerosa entre la capital y
Játiva, siendo, a partir del 1238, con la Conquista de Jaime I, cuando muchos
de estos talleres pasaron a manos mayoritariamente judías.
Las declaraciones que constan en los textos
de la Inquisición y que prueban lo transcrito fueron las siguientes:
1.–
Declaración testifical de Francisco de Sesé ( pag. 206):
“Yten,
dize que mandó açotar una muger encima de un asno desnuda en cueros en la
Ysabela, y la açotaron porque dixo que estava preñada e no se halló la preñez
verdad; e a otra, porqur dixo mal del Almirante e de sus hermanos, le cortaron
la lengua, e el mal que avia dicho fué que
su padre, del Almirante, avía sydo texedor e sus hermanos oficiales:”
2.–
Declaración testifical de Juan de Salazar (pag. 221):
“Yten,
dize que el Adelantado, andando de noche, azechando por las casas, que oyó
dezir a dos mugeres, que la una se dezía Teresa de Baeça a la otras Ynés de
Malaver, que el Almirante e el Adelantado heran de baxa suerte e que don Diego, su hermano aprendyó texedor de seda, e que por esto les
mandó cortar las lenguas e açotallas, e que lo sabe porque lo vió”
3. – Declaración testifical de Rodrigo
Pérez (pag. 232):
“Yten,
dize que podia haver cinco años que acaezçió que porque una muger, que se dice
Teresa de Baeça, e otra Ynés de Malaver dixeron que el Almirante e sus hermanos eran de linaje de texedores, que moslín
avia enseñado a texer a don Diego, les cortaron las lenguas; a
cuando lo supo el Almirante escribió una carta al Adelantado, que leyó este
testigo, que en una parte de ella dezia: “Eso que haveis fecho esta bien, que
quienquiera que dize mal de nos muerte meresçe, e asy es el derecho.” [3]
Las manifestaciones de estas dos
mujeres resultaron tan inconvenientes
para la salvaguarda del secreto procurado por los hermanos Colón que llevó a
Bartolomé a ordenar la amputación de la lengua a ambas lo que evidenciaría la
proximidad y cercanía de las toruradas a la familia de Colón .
El historiador Francesc Albardaner llama la
atención de la evidencia de que “en
Génova no había maestros musulmanes, y que este aprendizaje de tejedor de seda
se hizo en Valencia donde sí había una tradición centenaria de talleres
musulmanes de tejer seda”.[4]
¿Quién y por qué sabían estas personas que
los hermanos de Colón trabajaban en un taller textil propiedad de un musulmán?
Como ya hemos escrito, Colón dio la orden a los suyos de que su origen y
ascendencia fuera un secreto para todos, pero, como no podía ser de otra
manera, alguien debió conocer personalmente a la familia de Colón y todas sus
circunstancias.
La posibilidad de que con Colón viajaran
personas próximas a su círculo familiar o conciudadanos no es descartable sino todo lo contrario, más
aún si conocemos, como ya hemos visto, la furibunda y brutal justicia con que
juzgaron las manifestaciones de estas mujeres.
En cualquier caso, estaríamos hablando de gentes llegadas en los tres
viajes anteriores al proceso que le llevó de vuelta a España a los hermanos
Colón cargados de cadenas. La suma de los tripulantes de los tres viajes, sin
contar las bajas tras los 8 años de presencia española, ascendía a 1.850, la
mayor parte de ellos con la flota de la segunda travesía entre los que pudieren
encontrarse las mujeres que acusaron “que
el Almirante e sus hermanos eran de
linaje de texedores, que moslín avia enseñado a texer a don Diego”.
Prueba
número 2: CRISTÓBAL COLÓN, NATURAL DE ESPAÑA. LA TRIPULACIÓN DE LA CONQUISTA, TODA ESPAÑOLA
Sí hay un dato que quiero resaltar porque entiendo
que no es baladí para concluir que Cristóbal Colón, con independencia de sus orígenes
familiares italianos, era español y ciudadano natural del Reino de Valencia: sabemos que la mayor parte de los 87 hombres que oficialmente
acompañaron a Colón fueron reclutados en la propia Palos y en Sevilla de los
que 26 subieron a bordo de la Pinta, 22 en la Niña y 39 en la Santa María que
era en la que viajó Cristóbal Colón y que embarrancó el 25 de Diciembre de 1492
en la isla La Española. Bartolomé de las
Casas, en su transcripción del Diario de Navegación de Cristóbal Colón,
manifestó la suerte de este por cuanto “que Nuestro Señor había hecho
encallar allí la nao porque hiciese allí asiento”, e insiste:
“todo esto dice el Almirante. Y añade más para mostrar
que fue gran ventura y determinada voluntad de Dios que la nao allí encallase
porque dejase allí gente, que si no fuera por la traición del maestre y de la
gente, que eran todos o los más de su
tierra…”[5].
La lista de los tripulantes del primer
viaje de 1492 es un tema de debate que sigue abierto ya que se desconoce con
exactitud la tripulación completa que participó en el, salvo los nombres más
conocidos. La historiadora norteamericana Alice
Bache Gould es la que elaboró la lista[6]
que, hasta el momento, se tiene como más autorizada y que consta de 87 tripulantes seguros y, al
parecer, 19 dudosos. De los 87 tripulantes, tan sólo uno era italiano, “Jácome
el Rico”, según la
investigadora.
Llama poderosamente la atención el que
Cristóbal Colón, siendo un avezado marino
-supuestamente- genovés desde los 14 años, no contara para esta capital
empresa con ningún otro marino italiano, más aún si ese fuere su auténtico
origen y más aún si había navegado, también supuestamente, en barcos genoveses
durante tantos años. Lo mismo por la ausencia de portugueses pese a su estancia
en el país vecino cerca de diez años.
De los 39 tripulantes de la Santa
María conocemos la identidad y
circunstancias de 24, todos españoles y tan sólo uno italiano, el tal “Jácome” por lo que, cuando en el diario
de a bordo se dice que la gente de la
Santamaría “eran todos o los más de su tierra” –y siendo todos menos uno
españoles- difícilmente podremos concluir que se refería a marinos genoveses.
Durante el segundo viaje a América, Colón hace
entrega a don Antonio de Torres “capitán
de la nao Marigalante e
alcaide de la ciudad Isabela” de un “memorial”
para los Reyes Católicos con lo que…
“habéis
de decir e suplicar de mi parte al Rey e la Reina Nuestros Señores es lo
siguiente: Primeramente, dadas las cartas de creencia que
lleváis de mí para Sus Altezas, besaréis por mí sus reales pies e manos, e me encomendaréis en Sus Altezas como a Rey e
Reina mis Señores naturales, en cuyo servicio yo deseo fenecer mis días,
como esto más largamente vos podréis decir a Sus Altezas, según lo que en mí
vistes e supistes”.
Reproducimos ahora, también, la frase de fray Juan Pérez, del
convento de la Rábida, el cual, refiriéndose a Colón, dice que, habiéndole
prometido dirigirse a la Reina, de la cual era confesor, interesándose por
él, “por
el gran deseo que tenía de que esta empresa la lograse España, le precisó a
ceder a su ruego, teniéndose por natural de estos reinos”
Jean
Bodin, afamado jurista francés del siglo XVI escribió que: “El ciudadano naturalizado es aquel que se
ha hecho dependiente de la suprema autoridad de otro y por tal es admitido del
Señor”. En Castilla, desde las Cortes
de Alcalá de 1348 y la pragmática de 1369 del rey Enrique II en las Cortes de
Toro, etc. quedaban reservados los oficios, prelacías y beneficios del Reino
exclusivamente para los naturales.
Los servicios del conquistador de Canarias, Jean
de Béthencourt, sólo le reportaron la ostentación de cargos castellanos
cuando se hizo vasallo de Enrique III de Castilla. Sin naturalización Colón no
podía adquirir legalmente las condiciones ni los Reyes cumplirlo.[7]
El historiador Jose María Lancho sostiene que las propias capitulaciones de Santa
Fe supusieron la naturalización implícita de Colón[8] pero lo bien cierto es que
no consta ni existe prueba alguna de que Colón fuera formalmente naturalizado –según
las leyes vigentes-, ni como castellano ni como aragonés, para el caso de que
se admitiera su origen italiano o portugués. La necesidad de ser naturalizado
era tan imprescindible como equivalente al actual proceso civil de
nacionalización. Si Colón era un extranjero en los
reinos de Castilla y León, ¿cómo pudo ocupar los cargos de virrey, gobernador
general y almirante de la Mar Océana sin ser naturalizado castellano como
mandaban las leyes de este reino y así se hizo en otros casos como por ejemplo Magallanes, Caboto o Vespucio? Por ello, Colón era español y tenía como reyes “naturales” a los monarcas de Castilla y
Aragón, reyes de España.
Jaume
Ferrer de Blanes (Vidreres -Gerona-, 1445 - Blanes -Gerona-, 1523) fue un cosmógrafo y joyero que trabajaba para la Corona de Aragón y trabajó
al servicio del rey de Nápoles Fernando
I -en la tesorería real y en temas de
comercio marítimo, navegación y cartografía- hasta 1480. Ferrer conocía personalmente a Colón y por
mandato expreso del rey le escribió al Almirante para orientarle sobre la
naturaleza de las tierras donde con mayor probabilidad podría encontrar piedras
preciosas y oro. El texto completo lo acompañamos, por su valor, como documento
anexo a este trabajo.
En el texto que le envía podemos leer:
“la buelta
del
equinoccio son las cosas grandes y de
precio, como son piedras finas y oro y especias y drogaría….Y lo más que pudes sentir
de muchos indos y árabes y ethíopes es que la mayor parte de las cosas buenas
vienen de región muy calienta, donde los moradores de allá son negros o loros y por ende, según mi juyzio, fasta que vuestra
señoría falle la gente tal, no fallará abundancia de las dichas cosas”.
Pues bien, esta carta se inicia con un párrafo que, en el caso de que
aceptáramos la tesis de Colón italiano, sería especialmente ofensiva para el
Almirante. Jaume Ferrer se inicia comparando a Colón con Hércules, Alejando Magno, Julio Cesar y Saturno para acabar
diciendo que este último “dexó su fértil y potente reyno para redreçar la rústica, inútil y ociosa vida de los italianos”. No pensamos que el conocimiento, compañerismo o la
confianza de Ferrer para con Cristóbal Colón diera suficiente para este tipo de
licencias si el Almirante hubiere sido genovés.
También en esta carta encontramos un revelador
párrafo entre dos personas naturales del reino de Aragón y cristianos en el que
el cosmógrafo y joyero le dice a Colón que “esto, senyor, digo, porque las
grandes cosas que soy cierto aquí se fallarán, tengo esperança que serán a gran servicio de Dios y bien de toda cristiandat, specialmente desta nuestra Spanya, y porque,
senyor, la Reyna, nuestra senyora, me mandó que yo scriviesse a vuestra
senyoria de mi intensión.
“Nuestra Senyora”, “nuestra Spanya”, “nuestros
señores naturales” son expresiones propias
de quienes comparten la misma nacionalidad, los mismos soberanos y la
misma ciudadanía.
Prueba
número 3: EL CONTRATO DE APRENDIZAJE DE TEJEDOR DE SEDA EN VALENCIA DEL
HERMANO DE CRISTOBAL COLÓN
Y si con la documentación de la Inquisición
demostrábamos que Diego fue aprendiz en un taller de seda musulmán, ahora veremos que su hermano Bertomeu (Bartolomé)
Colón lo fué en un taller de seda de un maestro florentino, Antonio Di Pietro. El investigador Jaime Richart Gomar localizó
en 2011 un documento de 23 de Agosto de 1479 que resultaba ser el contrato de
aprendizaje de Bertomeu Colón en el
taller de seda valenciano regentado por Di Pietro, residente también en la
ciudad de Valencia. [9]
Por el texto del contrato de aprendizaje y el
tipo de oficio que quiere aprender Bartomeu Colom, todo hace presuponer que ya
era de oficio tejedor pero quiere progresar en su categoría y pasar a ser un
maestro de tejer especialidades de la seda que los tejedores valencianos
lideraban en aquella época.
En el contrato habla del origen genovés de
Bertomeu, algo que es perfectamente conciliable con su nacimiento en Valencia
ya que el origen familiar estaba en la
república italiana de donde emigró su progenitor. Albardaner abunda en esta
tésis de que Colón sería nacido en Valencia pero de origen familiar
italiano-genovés.[10]
Lo que resulta una novedad es que este documento reafirma la estancia de la
familia Colón en Valencia, algo que hasta ahora la historiografía se ha resistido
a acoger.
De esta manera, tendríamos ya, frente a
nosotros, tres pruebas suficientemente reveladoras de que Colón era ciudadano nutual
de España, concretamente del reino de Valencia como parte del reino de Aragón y
que dos de los hermanos de Cristóbal Colón, Diego y Bartolomé, fueron aprendices
en dos talleres de seda ubicados en la ciudad de Valencia, uno de un árabe y
otro de un italiano, lo que situaría, con toda probabilidad, a toda la
familia en la misma capital.
Prueba número 4: VALENCIA, EL
GRAN SECRETO DE CRISTÓBAL COLÓN: CÓDIGO VALENCIA
Valencia fue el gran secreto de Colón y de su familia. Ninguno de los biógrafos
oficiales de Colón, empezando por su hijo Hernando y Bartolomé de las Casas
hasta nuestros días, para nada reseñan –tan sólo una vez- la relación de Colón
con Valencia. Pese a ello, los conocimientos sobre Valencia de Cristóbal Colón
eran precisos, minuciosos y repetidos hasta el punto de demostrar con sus
referencias y comentarios un verdadero arraigo y amor por esta tierra y por sus
habitantes.
Bartolomé de las Casas, en el capítulo 131 de “Historia de las Indias” transcribe de Colón estas palabras:
“Y
dice que, aunque otra cosa de provecho no se hubiere, sinó estas tierras tan
hermosas, que son tan verdes y llenas de arboledas y palmas, que llevan ventaja
a las huertas de Valencia por mayo, se deberian mucho estimar.”
En 1985, el librero tarraconense José del Rió, propietario de la librería
anticuaria "Catedral", encontró
en un fondo procedente de una familia de Mallorca un manuscrito que consta de
38 folios, de dimensiones 230 x 330 mm y escritos por ambos lados,[] que contiene las transcripciones
de nueve documentos escritos por Cristóbal Colón entre 1493 y 1503 y dirigidos
todos a los Reyes: una 'carta-relación'
sobre el Primer Viaje de Colón a las Indias y cuatro sobre el segundo, todas
previamente desconocidas; dos cartas personales breves de 1500, también
inéditas; y otras dos cartas-relaciones, relativas a los viajes tercero y
cuarto, que ya se conocían.
[]En diciembre de 1985 la directora del Centro del Tesoro Bibliográfico y Documental español, Mercedes Dexeus, encomendó a los catedráticos Juan Gil y Consuelo Varela a inspeccionar el hallazgo, dictaminando finalmente su autenticidad, por lo que el Estado español lo compró en 1987 y lo depositó en el Archivo General de Indias de Sevilla.
Fue publicado
como Libro Copiador en facsímil en
1989, en una edición común entre el Ministerio de Cultura, el patronato del
Quinto Centenario y la editorial.
En tan sólo
38 folios, Colón hace seis nuevas referencias a Valencia. Son estas que
transcribo:
TEXTO
NÚMERO 1.- Carta-relación del segundo viaje de
exploración a América y colonización de la isla la Española del mes de enero
del año 1494. Carta número II del Libro Copiador. Autor: Cristóbal Colón.
“Aqui vi yo mui buenas casas y
adornamientos, en el camino de alguna de elles, de redes y cañas, de una y otra
parte del camino, que salían de las casas fasta la mar al luengo, y allí donde
fazian fin, en la playa, tenían un entretexido cadafalso como açutea sobrel
camino, casi en manera de puerta, y de tam perfecto labor, que en Valençia
seria bien açepto.”
TEXTO NÚMERO 2.- Carta-relación, documento número II, del
Libro Copiador del segundo viaje de exploración a América y colonización de la
isla la Española del mes de enero del año 1494:
“Y
no poco populentíssima es la ysla de Santiago, ultramodo abundosos bien de sus
viandes; yo la andube toda a la rredonda, y no vi sola una legua de tierra
estérile salvo muy fermosa, ansí en agosto como en mayo, que fue la primera vez
que fue a ella, en el un tiempo y en el otro; siempre me paresció de una
manera, en todo cavo de ella, ansí fermosa como las huertas en
Valencia y en todo cavo poblada de poblaciones grandíssimes, etc.”
TEXTO NÚMERO 3.- Carta-relación del viaje de exploración a las
islas la Española, Cuba y Jamaica. Documento III del Libro Copiador. La Isabela
a 26 de febrero del 1495:
“....
deseo mucho que de ella se aya cantidad, que lugar ay aquí para se hazer
cañaberales, para hacer un cuento de quintales de açúcar cada año; otros tamtos
de algodón mui finisimo, y no menos de arroz, si aquí estuvieran los
labradores de València.”
TEXTO NÚMERO 4.- Carta-relación del viaje de exploración a
las islas Española, Cuba y Jamaica. Documento III del Libro Copiador. La
Isabela a 26 de febrero del 1495:
“Y
después fuí a çorgir a Santa Glòria, que así le puse nombre a este lugar, por
la estrema fermosura de la tierra, porque ninguna comparación tiene con ella las
güertas de Valencia ni de otra parte que buenas sean.”
TEXTO NÚMERO 5.- Carta-relación del tercer viaje de descubrimiento y exploración a América del Sur. Santo Domingo, septiembre del 1498. Documento VI del Libro Copiador.
“Y
allí oviera muy buen Puerto si fuera fundo y avia cases y gente y muy lindas
tierras, e tan fermosas y verdes como las huertas de Valencia en março.”
TEXTO NÚMERO 6.- Carta-relación del tercer viaje de descubrimiento y exploración a América del Sur. Santo Domingo, septiembre del 1498. Documento VI del Libro Copiador.
“Que
cuando yo llegué a la isla de la Trinidad, adonde la estrella del Norte, en
anocheciendo, también se me aljaba cinco grados, allí y en la tierra de Gracia
fallé temperancia suavísima y las tierra y arboles muy verdes y tan hermosos
como en abril en las Huertas de Valencia, y la gente de allí de muy linda
estatura etc.”
Fuera ya del Libro copiador encontramos en
la Historia del Almirante de Hernando Colón, hijo de Cristóbal Colón (entre 1537 y 1539), el siguiente relato:
“…en un puerto al Occidente fondeó la armada, y cogieron
muchas variedades de peces, como caballos (sic), lenguados, sardinas y sábalos;
vieron halcones, y vides silvestres. Fueron algunos cristianos, al Oriente, a
ciertas casas bien fabricadas, según costumbre de los indios, las cuales tenían
la plaza y la salida hacia el mar; una calle muy ancha con torres de cañas a
los dos lados; y lo alto estaba tejido con
bellísimas labores de verdura, como los jardines de Valencia.”[11]
Albardaner confirma que de estas pruebas “se
desprende con toda evidencia que Cristóbal Colón conocía muy bien Valencia… y
ateniéndonos a las propias declaraciones de Colón cuando afirma que comenzó a
navegar a los 14 años, y teniendo en cuenta que desde el año 1471 ya podemos
seguir su biografía con cierta precisión y detalle, Colón sólo podía haber
adquirido estos conocimientos sobre la ciudad de Valencia en su infancia y
primera adolescencia”. Con estas afirmaciones, el que fue Presidente del
Centro de Estudios Colombino de Ómnium Cultural Catalán, rompe con la línea
nacionalista oficial y del Instituto de Nueva Historia que defiende
que Colón fue un noble catalán de Barcelona y con la teoría más admitida de su
origen italiano. Dice Albardaner que
“Somos conscientes... de que esto implica nuestro rechazo con la identificación
que se ha hecho del descubridor del Nuevo Mundo con el Cristóbal Colón, hijo de
Doménico Colombo, familia de cardadores y tejedores de telas de lana de Génova
y Savona.”[12]
Todo esto corroboraría esta teoría de que
el padre de Cristóbal, Doménico Columbus, se asentaría en tierras valencianas,
las de la capital o en las circundantes de Játiva, y lugar de las mayores
empresas sederas. Es probable que el
ligur mantuviera su nombre y apellido original en tierras españolas tal como
era costumbre con sus compañeros de travesía y del mismo origen genovés. Al
menos hasta que contrajo nupcias con la que llegaría ser su esposa y a tener como
hijos a Cristóbal y a sus hermanos.
La documentación de la época nos aporta una
relación de algunas empresas sederas valencianas propiedad de inmigrantes
italianos. Ninguna de ellas de ningún Doménico
Columbus o Domingo Colón. Bernardo di Franchi, Raffaele Gentile,
Michele Borniço, Carlo Calvo, Otoniano Calvo, Giovanni Battista, Benedetto de
Castiglioni, Agostino di Grimaldo, Alaramino di Castrodelfi, Cristoforo
Centurione, Benedetto Pinello, Andrea Gentile, Sebastiano Franciscis, Giacomo
Gambarana, Pietro Garreto, Franco Gavotto, Agostino Giustiniano, Giovani Grifo,
Battista Indes, Alberto Italiano, Ianfrido Lomellini, Lorenzo Marchesano, Sebastiano
Spinola[13]….todos
sederos de procedencia genovesa, mantuvieron su nombre italiano original.
El origen judío la madre de Cristóbal Colón,
que, como veremos más tarde, supondría un lastre social insoportable, haría que
su padre, Doménico Colombo, y sus hijos adoptaran la versión valenciana de su
apellido pasando a llamarse “Colom” o,
en castellano, “Colón”, unido
a unos nombres genuinamente valencianos como
“Bartomeu” (Bartolomé), “Jaume” (Diego) y “Ferrán” (Hernando) que ya no tendrían nada de italianos.
“Por todo lo expuesto consideramos –volvemos a Francesc Albardaner- que los hermanos Colón fueron los hijos de un matrimonio mixto entre un hombre ligur, tejedor de seda, de apellido Colombo y una mujer valenciana de familia conversa y también de oficio de tejedores de seda. La lengua de los hermanos sería en principio la lengua de la familia materna en la que el hombre inmigrado habría integrado rápidamente. Esto no quiere decir que los hermanos Colón no adquirieran buenos conocimientos de la lengua paterna y también de la lengua castellana, ya que era bastante presente en la Valencia del siglo XV”.
El propio Albardaner ha sido extraordinariamente crítico con las teorías “de campanario” del autodenominado “Instituto de Nueva Historia” que reivindica la catalanidad de todos los personajes ilustres de la cultura europea. En título de su trabajo “El origen catalán de Colón, ciencia histórica o fanatismo patriotero”[14] ya no disimula el desprecio del investigador hacia dichas teorías estrafalarias. No obstante a ello, quiero dejar claro que Francesc Albardaner, que lideró la escisión dentro de los investigadores del origen catalán de Cristóbal Colón, sigue sosteniendo su catalanidad desde el punto de vista “cultural” (en Valencia se hablaba catalán, dice) y geográfico (Valencia pertenecía a los países catalanes, dice) basado en dos graves errores:
PRIMER
ERROR.- La lengua valenciana nació y se
desarrolló en paralelo a la lengua catalana tras el rompimiento del latín en la
España visigoda. Los romances
hispano-romanos de la Hispania Citerior recibieron las aportaciones de los
nuevos conquistadores que durante 6 siglos poblaron las tierras valencianas y
las catalanas. En Valencia, el romance valenciano de clara raíz íbera y latina
recibiría 6 siglos de influencia árabe configurando la lengua mozárabe
valenciana varios siglos anterior a la conquista de Jaime I y en la que
escribían incluso los poetas moros sus jarchas valencianas. Por el contrario, los territorios de la
actual Cataluña conformaron la Marca Hispánica, dependiente 500 años de la
corona carolingia y francesa, recibieron en su romance las aportaciones de la
lengua provenzal o lemosina hasta su
incorporación en 1258 a la Corona de Aragón mediante la firma del Tratado de
Corbeil entre Jaime I y Luis IX, rey de Francia. Fue, partir de entonces,
cuando el Reino de Valencia adquiriría su esplendor económico y literario en el
seno de la Corona de Aragón liderando,
ya en el siglo XV de Cristóbal Colón, el
comercio hispano-mediterráneo y aportando el primer siglo de oro de las lenguas
neolatinas con el gran Siglo de Oro de la lengua valenciana.
SEGUNDO
ERROR.- La inexistencia histórica, cultural o geográfica de “los países catalanes”. Tan novedosa y
ahistórica es la estelada catalana como esta falsa denominación de “los países catalanes” con la que se
pretende sustentar el objetivo nacionalista de una “gran nación catalana”
surgido a finales del siglo XIX con el nacimiento de los movimientos románticos
en una clara imitación del pangermanismo europeo. “Una lengua, una nación”, además de las terribles consecuencias
traídas a lo largo del siglo XX, sigue
inoculado en sectores del nacionalismo antiespañol que sostienen que en
Cataluña, Baleares, Valencia, Aragón, Andorra, el Rosellón y la Cerdaña se
habla una única lengua catalana lo cual –en el caso de que fuera verdad -que no
lo es- sería motivo suficiente para edificar sobre ella una nueva nación distinta
y enfrentada a España.
Los 9 condados, hoy catalanes, de la “Marca
Hispánica” que pasaron de ser territorios romanos, hispano-godos y
musulmanes a soberanía francesa (franco-carolingia) a principios del siglo IX
fueron feudatarios y vasallos del rey de Francia hasta 1258 que se incorporaron
a la Corona de Aragón y, por esta, a España.
Hemos de recordar que en esa Marca Hispánica carolingia
(801), generalmente la población conquistada aceptó a los nuevos dominadores
con escasa resistencia y en algunos casos mejorando su situación en comparación
con la que tenían bajo el mandato de los gobernantes hispano-godos y la de los
musulmanes. Sus habitantes aceptaron sin reparo las nuevas leyes Carolingias al
igual que los matrimonios de los nativos de la Marca Hispánica con los francos.
Esto marcaría una fuerte influencia Carolingia por la dependencia cultural y
religiosa de los centros ubicados en tierras francesas.
Para gobernar estos territorios, los reyes francos
designaron condes, unos de origen francés y otros autóctonos, según criterios
de eficacia militar en la defensa de las fronteras y de lealtad y fidelidad a
la corona. Inicialmente la autoridad condal recayó en los señores locales de la
Marca, pero los intentos de convertir sus demarcaciones en señoríos
hereditarios obligó a los carolingios a sustituirlos por condes de origen francés.
Los profesores R.
D’Abadal[15]
y F. Codera[16]
afirman que, tras esta combinación étnica creada en los Condados de la Marca
Hispánica del 801 entre los francos( franceses) y los autóctonos, surgiría una
combinación de cultura hispano-francesa y desarrollarían un mosaico de
dialectos del Provenzal. El latín vulgarizado con alguna aportación árabe,
mallorquina y valenciana, iba a recibir una aportación del provenzal que sería
determinante en la configuración final de la lengua lemosina que se
consolidaría como catalana con la “Renaixença” del siglo XIX, 4 siglos después
del siglo de Oro de la Lengua Valenciana (siglo XV).
La inexistencia política de Cataluña durante la
conquista de Valencia en 1238, ya que eran territorios de la corona francesa de
escasa relevancia poblacional, sin instituciones ni estructura política ni
idiomática, hace del todo punto imposible que tuviera papel alguno en la
construcción del nuevo reino cristiano de Valencia.
Es precisamente con Jaime I, en 1258, veinte años
después de la conquista de Valencia (1238) cuando Aragón incorpora a su reino
los condados franceses que hoy conocemos como Cataluña con la firma del
referido Tratado de Corbeil con el Rey San Luis IX de Francia. No existe
documento alguno de los años 1200, 1210, 1235, 1258, 1300 etc, que aparezca
documentada Cataluña como reino, nación o estado. En el propio tratado de
Corbeil, los condados catalanes franceses se describen individualmente cada uno
de ellos sin que exista agrupación o estructura superior que pueda fundamentar
otra realidad política.
El Tratado de Corbeil (1258), escrito en latín y
comienza con las palabras:
“Es
universalmente conocido que existen desavenencias entre el señor rey de Francia
y el señor de Aragón, de las Mallorcas y de Valencia, Conde de Barcelona y
Urgel, señor de Montpellier; por lo que el señor rey de Francia dice que los
condados de Barcelona, Besalú, Urgel, etc... son feudos suyos; y el señor rey
de Aragón dice que tiene derechos en Carcasona, Tolosa, Narbona, etc....”.
La “corona”, “confederación catalano-aragonesa” o
“países catalanes” son, pues, una mentira más del nacionalismo romántico y
fantástico del siglo XIX que intenta sustentar sus sueños neocoloniales en
figuras jurídicas y políticas que nunca existieron.
Por ello la historia nos da documentos incontestables,
todos, en los que cuando hace referencia a los reyes hispanos, habla de “Rey de
Aragón, Rey de Valencia, Rey de Mallorca y Conde de Barcelona…”.
Albardaner, el 26 Novembre 2012, dio una conferencia en el Salón de actos del
Museo Marítimo de Barcelona con esta inquietante pregunta para el nacionalismo
catalanista: “Valencia, cuna del
descubrimiento del Nuevo Mundo?” que levantó ampollas en los
sectores más nacionalistas y en el Instituto de Nueva Historia defensores a
ultranza de la pureza del ADN barcelonés de Cristóbal Colón.
[1] Francesc Albardaner, presidente del Centro de Estudios Colombinos 2008-2009. “La Catalanitat de Colom: Ciència històrica o fanatisme patrioter”. Institució Catalana de Genealogía i Heràldica, 2011.
[2] (D.
IOUALLUIS, Valencia e Italia en el siglo xv. Rutas, mercados y hombres de negocios
en el espacio económico del Mediteáneo occidental, Castellón, 1998.
[3] Isabel Aguirre, Consuelo Varela. La caída de Cristóbal Colón. El juicio de Bobadilla.
[4] Francesc Albardaner, presidente del Centro de Estudios Colombinos 2008-2009. Web oficial www.francescalbardaner.jimdo.com
[5] Diario de a bordo de Cristobal Colón. Cristóbal Colón, transcrito por Bartolomé de las Casas.
[6] Bache Gould, Alice (1984). Nueva lista documentada de los tripulantes de Colón en
1492. Madrid: Real Academia de
la Historia.
[7] Lancho, Jose María. La nacionalidad de Cristóbal Colón. ABC 2017
[8] Lancho, Jose María. La nacionalidad de Cristóbal Colón. ABC 2017
[9] Protocolos notariales del notario Joan Valero del
período 1479-1481, Real Colegio del Corpus Christi de Valencia. APP.28.487 23 de agosto del año 1479.
[10]Albardaner, Francesc.
CRISTÒFOR COLOM CIUTADÀ DE VALÈNCIA I “GENOVÈS DE NACIÓ” (2016) https://www.agenciadenoticias.es/2016/09/01/la-lengua-de-colon-clave-para-descifrar-su-origen/ “Por tanto Colón sólo podría ser
catalán y genovés de nación a la vez que si su padre, o aún mejor, eran de
origen ligur y establecidos hacía tiempo en algún territorio de la Corona de
Aragón. Y la ciudad ideal para poderse dar este fenómeno es Valencia en el
tercio central del siglo XV”.
[11] Colón, Hernando, Historia del Almirante cap. XLVIII, pp. 169-170
[12] Francesc Albardaner, presidente del Centro de Estudios Colombinos 2008-2009. “Cristofor Colóm, ciudadano de Valencia y genovés de nación”. 2016. Web oficial.
[13] Igual, David y Navarro, Germán. Los genoveses en España en el tránsito del siglo XV al XVI.
[14] Francesc Albardaner, presidente del Centro de Estudios Colombinos 2008-2009. “La Catalanitat de Colom: Ciència històrica o fanatisme patrioter”. Institució Catalana de Genealogía i Heràldica, 2011.
[15] El paso de la Septimanía del dominio godo al franco. Ramón Abadal y Viñals (1953)
[16] Francisco Codera y Zaidín 1836- 1917
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