VII.-LA CONQUISTA DE AMÉRICA, UNA EMPRESA ESPAÑOLA Y VALENCIANA: EL VALENCIANO LUIS DE SANTÁNGEL. LA RELACIÓN ENTRE CRISTÓBAL COLÓN Y SANTÁNGEL. LA CARTA DE COLÓN A SANTÁNGEL NO ESTABA EN CATALÁN
El escritor del siglo de Oro de la lengua valenciana Martí de Viciana, en la segunda parte de su Crónica de la ínclita y coronada Ciudad de Valencia, publicada en 1564, nos presenta a Luís de Santángel como el “escribano de Ración de los Reyes Católicos. Fue muy privado de los Reyes y el que dio causa y orden del primer viaje de Cristóbal Colón en Indias”[1].
Si bien sobre el origen valenciano del financiero del descubrimiento no hay la menor duda, lo bien cierto es que Colón y su familia intentaron, como tantos otros judíos conversos, eliminar sus orígenes en un momento en donde el cristianismo se afianzaba como la religión oficial en la corona española que acababa con siete siglos de preeminencia árabe en España y donde se acababa de expulsar a los judíos que no habían optado por su conversión.
Luis de Santángel era hijo de Luis de Santángel "el Viejo" y pertenecía a una familia de conversos de origen judío-aragonés fundada, al parecer, por su abuelo, Azarías Ginillo, posteriormente conocido como Luis de Santángel. Este nombre no es, por ende, el originario de la familia sino el adoptado con motivo de la conversión al cristianismo. Sobre el origen de los Santángel existe una controversia en la que Rafael Benítez Sancho-Blanco plantea la existencia de dos ramas diferenciadas, la de Zaragoza y la de Daroca, decantándose por esta última que se dedicaba al comercio de paños entre Aragón y Valencia. Según consta en el Llibre dels Aveïnaments, se instaló en 1436 en la calle llamada "dels Castellvins" o "d'En Joan Boix", ubicada en la parroquia de Santo Tomás.
También sabemos de sus circunstancias porque Luis de Santángel –abuelo- otorgó testamento ante el notario de Valencia, Joan de Mas, el 19 de marzo de 1444, año en el que falleció, nombrando heredero universal a su hijo Luis –padre-, y diversos legados a su mujer y otros hijos, y también a Antonio de Santacruz, Canónigo de Santamaría de los Corporales de Daroca.
Luis de Santángel -padre-, siempre tuvo excelentes relaciones con los Reyes Alfonso V, El Magnánimo, y Juan II, padre de Fernando el Católico, quién le adjudicó el arriendo de derechos pagados por los genoveses residentes en Valencia. Tuvo otros dos hijos: Jaime y Galcerán. Al morir Luis de Santángel –padre- en 1476, Juan II encargó a Santángel –hijo-, nuestro personaje, la recaudación de los intereses reales en Valencia trabajando desde entonces directamente para la Corona de Aragón. El 12 de mayo de 1479, ya Fernando el Católico, y "en vista de la probada industria, fidelidad y moderación de Luis de Santángel" le concede una de las alcaldías de la Ceca de la Moneda de Valencia.
Fue
determinante para la consecución de la expedición de Colón ya que fue quien
consiguió que los reyes volvieran a escucharlo tras haberle rechazado las
primeras propuestas. Cuando Cristóbal Colón fue despedido por los Reyes
Católicos y abandonó la Corte en enero de 1492, Luis de Santángel, con quien
Colón tenía una vieja amistad, jugó un importante papel de intercesión ante la
Reina Isabel I de Castilla. La actuación de Santángel resultó decisiva y
conjugó bien su doble función de velar por los intereses de los soberanos y
ayudar, al mismo tiempo, a su amigo que se hallaba en una verdadera encrucijada.
Hernando
Colón nos cuenta que:
“Siendo ya entrado el mes de enero de 1492, el mismo día que el
Almirante salió de Santa Fe, disgustando en su partida, entre otros, a Luis de
Santángel, de quien estamos haciendo mención, anheloso éste de algún remedio,
se presentó a la Reina, y con palabras que el deseo le suministraba para
persuadirla, y al mismo tiempo representarla, le dijo, que él se maravillaba
mucho de ver como siempre Su Alteza de ánimo presto para negocio grave e
importante, le faltase ahora para emprender otro el cual poco se aventuraba y
del que tanto servicio a Dios y a la exaltación de su Iglesia podía resultar,
no sin grandísimo acrecentamiento y gloria de sus reinos y Estados; y tal,
finalmente, que si algún otro príncipe consiguiera lo que ofrecía el Almirante,
era claro el daño que a su estado vendría, y que, en tal caso, de sus amigos y
servidores serían con justa causa gravemente reprendida y censurada de sus
enemigos. Por lo cual, todos dirían después que le estaba bien merecida tan
mala suerte, que de ella misma se apenaría, y sus sucesores sentirían justo
dolor”.
La argumentación tuvo un rotundo
éxito, pues la Reina “respondió dándole
gracia por su buen consejo, diciendo que era gustosa de aceptarlo”. [2]
Santángel desembolsó
la parte que correspondía aportar a la Corona: 1.140.000 maravedíes. La
cantidad procedía de la recaudación de la Hermandad en los reinos de Castilla y
Galicia, cuyos administradores eran Luis de Santángel y Francisco Pinelo. El
dinero fue entregado a Hernando de Talavera.
“Y porque los reyes no tenían
dineros para despachar a Colón, les prestó Luis Santángel, su escribano de
Ración, seis cuentos de maravedíes, que son en cuenta más gruesa diez y seis
mil ducados tomaron prestados los reyes al cavallero valenciano luis Santangel,
escrivano de Ración de la Corona de Aragón”.[3]
El préstamo
se canceló con rentas castellanas tal como consta en el Libro de Cuentas de García Martínez y Pedro Montemayor, que
se encuentra en el Archivo de Simancas, como Alonso de las Cabezas (tesorero de
la Cruzada en el Obispo de Badajoz):
...el cuento ciento cuarenta mil
maravedíes restantes para pagar al dicho escribano de Ración en cuenta de otro
tanto que prestó para la paga de las carabelas que Sus Altezas mandaron ir de
avanzada a las Indias, e para pagar a Cristóbal Colón que va en dicha Armada[4][]
En la obra
de Martí de Viciana el autor deja constancia que:
“y desde
a poco tiempo la ciudad (de Granada) fue presa y la guerra se acabó y luego los
reyes tornaron a tratar a Colón del descubrimiento de Indias. Empero, porque
los reyes estaban muy gastados por causa de la guerra, no les fue posible
posible hacer armada de mar. Y como Mosén Luis
de Santángel, escribano de Ración del rey, caballero de esta ciudad de Valencia, sintiese la necesidad que los Reyes
tenían entonces de dinero, prometió de servirlos, prestándoles dieciséis mil
ducados, porque sus Majestades no perdieses la buena razón y los
aprovechamientos que a los Reyes (según Colón les ofrecía) esperaban que del
negocio se les seguiría. Los Reyes aceptaron el negocio de su fiel criado y se
lo mucho agradecieron”.[5]
Pero no fue
sólo esta la cantidad que prestó Santángel a los reyes. En 1489 la ciudad de
Valencia prestó a los reyes sesenta mil florines, equivalentes a quince
millones novecientos mil de maravedíes, para acometer el fin de la Reconquista.
En prenda de los primeros 20.000 se dejó “un
collar rico de balaxes de la reyna nuestra señora”,[6]
por otros 35.000 “la corona rica de Su
Alteza”. Luis de Santángel procedió a devolver la primera cantidad, 40.960
florines, en 1492, precisamente el año del descubrimiento a los “clavarios de los quitamientos” de
Valencia.
Tras la conquista de Granada la corona tenía innumerables lazos de identificación y dependencia con instituciones y personas del Reino de Valencia. Está totalmente demostrado que Isabel la Católica, como hemos visto, no pudo financiar la aventura colombina toda vez que su corona y sus joyas estaban empeñadas en garantía de un crédito anterior que había concedido Valencia.[7] Asimismo, la Catedral de Valencia era titular de créditos a la corona que le habían reportado innumerables tesoros y reliquias como es el Santo Cáliz o Santo Grial de la Última Cena -que allí se encuentra y venera- también prendado por el rey Alfonso el Magnánimo y que perdería por impago de su crédito.
Fue el propio Hernando Colón, en la biografía que hizo
de su padre, La Historia del Almirante donde se dejó llevar por el
romanticismo y planteó la confianza de la reina en la empresa colombina
ofreciéndose a empeñar sus joyas para financiar el viaje. Fray Bartolomé de Las
Casas no tardó en incorporar la leyenda
–como tantas cosas del fraile- a
su Historia General de las Indias.
Pese al
carácter de judío converso y a sus relaciones excepcionales con la corona, Luis
de Santángel tuvo que soportar en vida numerosos intentos, incluso de la
Inquisición, de apartarlo del reconocimiento y favores de la corona hasta que
Fernando el Católico, el 30 de mayo de 1497, le concedió el estatuto de
limpieza de sangre que consistía en que ni él ni sus descendientes podrían ser
llevados en adelante a los tribunales del Santo Oficio. Antes, en 1486, su
madre, Dña. Brianda, también de origen judío estuvo dos años encarcelada[8] por
la inquisición por frecuentar como “marrana”
la judería de Daroca.[9]
En este auto
inquisitorial, y según consta en las actas del mismo de las que da cuenta Rafael
Benítez en “El proceso”, el testigo
número 19 contra Brianda, madre de Luis de Santángel, manifestó que:
“Luis de Santángel llamó a su muger y díxole:
“Muger, dad acá esos dineros, y Brianda respondió que no les tenía, y el dicho
Santángel que los diese, y la dicha Brianda le replico diziendo: No tengo!, Y
entonces el dicho Santángel, movido de yra, le dixo: Marrana, judía! Y la dicha
Brianda le respondió e dixo: Sí, que yo me tengo dello por honrada y todos los
míos”
Finalmente,
la madre de Luis de Santángel fue, primero, compurgada canónicamente y posteriormente
absuelta tras manifestar que se declaraba “cristina
e hija de la Santa Madre Iglesia romana”.
De
la suerte de la madre de Cristóbal Colón, como ya hemos apuntado, se desconocen
datos si bien su inquisición, como apunta Francesc Albardaner, pudo haber
tenido un fatal desenlace que habría marcado el destino de Colón, motivo por el
cual el descubridor ocultó sus orígenes por encima de todo.
Hago esta mención ahora y aquí por el
respeto y admiración tengo por este matrimonio que tanto ha trabajado y
estudiado la participación de Valencia en la conquista de América. Kathleen E. LeMieux sostiene que Santángel fue "un hombre que cambio el curso de la historia" al
"salvar la empresa de Colón" que llevó al descubrimiento de
América como "primer
financiero" de este continente. Indicó que ”su interés por el mecenas valenciano es fruto de su labor y de la de
su esposo como especialistas en la época colombina y estudiosos de las personas
decisivas en la vida de Colón”. Agregó que la figura de Lluís de Santángel refleja "el profundo sentido
de valentía del pueblo valenciano". Entre las actas se encuentra una de la profesora María de los
Desamparados Rincón de Arellano Castellví, descendiente de Luis de Santángel e
hija del que fuera alcalde de Valencia, D. Adolfo Ricón de Arellano y de Doña.
Isabel María Castellví Trenor, XVIII condesa de Villanueva.[10]
LA RELACIÓN ENTRE CRISTÓBAL COLÓN Y SANTÁNGEL. COLÓN, SANTÁNGEL Y LAS FAMILIAS CENTURIONE Y PINELLO. EL AZÚCAR DE VALENCIA LLEGA A AMÉRICA
“y así cada día se dieron a hacer más, y hay
hoy sobre treinta y cuarenta ingenios en sola esta isla y algunos en la de San
Juan y en otras partes destas Indias, y no por eso vale el azúcar más barato; y
ésta es cosa de notar, que antiguamente
no había azúcar sino en Valencia”. [11]
Pese a que muchos autores apuntan a que Luis de Santángel y el futuro descubridor de América se debieron conocer en el año 1486 y su relación fuera tan sólo política, voy a trabajar sobre una hipótesis mucho más probable que encaje sobre la manifestación de Bartolomé de las Casas cuando afirma que Colón y Santángel tuvieron“mucha plática y conversación”
Una prueba de la vieja amistad es la famosa “Carta del Descubrimiento” (que reproduzco su primera cara y transcribo en los documentos unidos a este libro -documento número 11-) que, en vez de remitirla Colón a los Reyes, se la envía a su amigo y protector, Luis de Santángel, ofrendándole la primera noticia de su “victoria”:
“Señor: Porque sé que auréis plazer de la grand vitoria que nuestro Señor me ha dado en mi viaje vos escriuo ésta, por la qual sabreys cómo en ueinte dias pasé a las Indias con la armada que los illustríssimos Rey e Reyna, nuestros señores, me dieron, donde yo fallé muy muchas islas pobladas con gente sin número, y dellas todas he tomado posesión por Sus Altezas con pregón y uandera rreal estendida, y non me fue contradicho”.
Como hemos ya apuntado, desde Madariaga son muchos los estudios que confirman que la familia de Colón, con la que tendría especial amistad y relación la de Luis de Santángel, pasó de origen judío a judío-conversa e incluso a criptojudía, judía secreta o “marrana” por cuanto practicaban el judaísmo pese a su supuesta conversión. Estamos, sin duda cabe, en un momento de transición cultural y religiosa y muchos judíos españoles optaron por abrazar la “iglesia verdadera” o católica, lo que abriría las puertas de la Corte a los conversos de origen noble.
COLÓN, SANTÁNGEL Y LAS FAMILIAS CENTURIONE Y PINELLO
Sería muy
probablemente en ese contexto en el que los conversos Santángel y Colón
participarían en proyectos de carácter comercial liderados por el financiero
valenciano a cuyas órdenes bien pudo trabajar Cristóbal como marino o comercial, algo mucho más sencillo que acoger
las teorías de que Colón fuera pirata o corsario. Planteamos como hipótesis de
trabajo el que Luis de Santángel o algunos de sus ricos socios genoveses (Centurione
o Pinello) introdujera al navegante en la familia Porto Santo, donde conoció a la que sería su mujer, Felippa Moniz, ya que el padre de esta, Bartolomé Perestello, de Porto Santo de Madeira, además de
navegante compartía con Santángel el comercio de sal, trigo y caña de azúcar.
Pero no sólo pudo ser Luis de Santángel el único
introductor de Colón en las altas esferas portuguesas. Al parecer, en 1477,
esto es, 2 años antes de casarse (1479), Colón era agente comercial de la Casa
Centurione, propiedad del genovés Borbono
Centurione Scotto padre del famoso banquero Ludovico Centurione Scotto, muy ligado a Colón,[12] y
con el que Luis de Santángel mantenía negocios. Lo reseñamos con el fin de
fortalecer la hipótesis planteada de que Colón llegara a Madeira de la mano de
Centurione con el que ya Santángel comerciaba o, simplemente, de la mano de
este último.
En
esa época, concretamente en julio de 1478, Luigi Centurione encomendó a
Colón la compra de un cargamento de azúcar en la isla de Madeira. Pero el
representante de la Casa Centurione en Portugal, Paolo di Negro, no provisionó a Colón del dinero necesario para la
compra y el negocio no se llevó a cabo. El 25 de agosto de 1478, el
perjudicado Ludovico Centurione presentó una demanda ante las autoridades
mercantiles de Génova y, un año después, Colón tuvo que acudir de testigo para
dar su versión sobre los hechos. El acta judicial recoge precisamente la
declaración de Critóforo Colombo
–recordemos que el tribunal mercantil estaba en Génova- sobre el
incidente del que finalmente, quedaría exculpado.
En cuanto al
negocio de la sal, los reyes Isabel y Fernando arrendaron las salinas de Guardamar –hoy de La Mata– a
Luis de Santángel y su familia, negocio que explotaban desde 1465 y que les
renovaron a lo largo de todo el siglo XV.
A Perestello, suegro de Colón, y a Santángel
les unía, como decimos, el comercio naval y el negocio de las especias, algo
que siempre fue el verdadero motivo de la expedición colombina para abrir
nuevas rutas tras truncarse la oriental por la toma de Constantinopla por los
turcos con la victoria de Mohamed II el 29 de mayo de 1453.
Los hermanos Centurione comerciaban con toda clase de
productos, principalmente, el azúcar de Madeira, donde residiría Colón casado
con Felippa Moniz. Desde Sevilla traficaban con trigo, cuero, lana, seda,
azúcar y frutos secos; y son los principales accionistas de la sociedad del
mercurio que Filippo y Federigo
dirigen en Génova, en virtud de un monopolio de concesión Real [13]. Otro comercio importante de los Centurione
era el de la sal, surtiéndose en grandes cantidades de las salinas de Ibiza y
de Torrevieja, negocio que en Valencia y Alicante lideraba Luis de Santángel.
Uno de los negocios
ubicado en la capital valenciana de los hermanos Centurione fue una
fundición de monedas. Las monedas “blancas
de Castilla” eran traídas del vecino reino por los Centurione y fundidas en
Valencia, siendo exportadas a Génova en forma de lingotes. La fundición,
realizada en estos talleres, estaba
ubicada en la plaza de Pellicers, de Valencia.[14]
En octubre de 1484, los hermanos Girolamo y Francesco Centurione, hijos de Filippo, ordenan al
mercader genovés residente en Valencia, Bernardo
de Franchi, el pago de 551 florines de oro a Luis de Santángel por la
compra de una partida de sal de La Mata “a
razón de 11 sueldos y 4 dineros moneda de Valencia”. Responden del depósito
efectuado por los Centurione 3.000 cahíces de sal de La Mata, parte de los
4.000 ha de entregar al escribano de Ración.[15]
Pero el hijo más activo de Filippo Centurione fue Domenego.
En 1482 Domenego Centurione formaba sociedad con Micer Francesco Pinello, como se desprende de una carta de 2 de
septiembre de 1484 en que el Papa ordena entregar el dinero de las décimas,
indulgencias y otros pertenecientes a la Cámara Apostólica, a ”Francesco
Pinello, mercatori ianuensi, in partibus istis pro
societate mercatorum de Centurionibus”[16] .
Hay que señalar que Santángel era, también, socio de Pinello y este, amigo personal de
Cristóbal Colón[17] y cabeza
de los Pinello establecidos entonces en Valencia. Rafael Sánchez Saus da cuenta
de que su actividad financiera fue importantísima, respaldando un préstamo de
cinco millones de maravedíes del Duque de
Medina Sidonia a los Reyes Católicos. En 1492 junto con Gabriel Sánchez –socio de Santángel-prestó
a los Reyes Católicos ocho millones de
maravedíes para financiar la guerra granadina; en 1493 prestó otro millón para
el traslado de Boabdil a África, e
incluso participó en los dos primeros viajes de Colón con el que mantenía singular
amistad, lo que sólo fue el comienzo de sus relaciones con América ya que los
siguientes años participó en un constante comercio con Las Indias.
Si la familia de Colón se dedicó
mayoritariamente a la sedería por ser el negocio preponderante en la Valencia
del siglo XV y que trajo al progenitor del Almirante desde la Liguria genovesa,
su hijo, Cristóbal Colón, estaba volcado desde los 14 años a la navegación
comercial, no sólo como comercial y amigo de las familias genovesas Centurión y
Pinello sino, también, del financiero valenciano, Luis de Santángel,
judeo-converso como él y especializado en el comercio de la sal y del azúcar,
un mercado nacional liderado en aquella época por los “trapig” o ingenios
valencianos.
Si
entramos en Wikipedia y buscamos la
voz ”trapiche” (en valenciano, “trapig” y este del mozárabe ”trapíc”[18])
veremos que nos lo describe como “un molino utilizado para extraer el jugo de determinados frutos de la tierra, como
la aceituna o la caña de azúcar. En la provincia de Valencia (España) especialmente la
comarca de La Safor, se puso a la cabeza de la producción de azúcar, como dice
el propio Herrera: "...es de notar que antiguamente no
había azúcar, sino en Valencia...lo que nos dice que en la provincia de
Valencia se utiliza mucho el trapiche para la caña de azúcar”[19]. Lo pongo todo en cursiva porque lo transcribo completo de
la enciclopedia digital.
En la margen derecha del río Alcoy, en la localidad valenciana de Beniarjó, junto a Gandía, se levantaba una explotación
azucarera relevante, especialmente por su propietario, Mossen Ausias March, el
insigne poeta y militar valenciano, señor de Beniarjó y Pardinas y adelantado de
la que sería figura denominada “señor de
ingenio”. El escritor Martí de
Viciana, coetáneo del poeta, escribe que “el
Duque tiene para hacer el azúcar siete casas que se nombran “trapig” y en todas
ellas hay 55 piedras molares que machucan las cañas dulces, y para cozer el
çumo de ellas, de que se haze el azúcar nouenta y seis calderas grandes”[20].
La explotación del azúcar en Valencia adquirió tal
dimensión que grandes empresas europeas, como la Grosse Handelsgesellchaft (Gran Sociedad Comercial de Ravensburgo,
Alemania) en el Real de Gandía, se
asentaron también en la Safor para participar de este negocio. Bartolomé de las
Casas daba cuenta de esta expansión a la vez de manifestar su extrañeza de que
en América, la importación, instalación y expansión del “trapig” valenciano no afectaba al precio del azúcar, que no bajaba
de precio pese al aumento de su producción y oferta: “hay
hoy entre trenta y cuarenta ingenios en
sólo esta isla –la de Santo Domingo- e algunos en la de Sant Juan y en otras
partes destas Indias y no por eso vale el azúcar más barato; y
ésta es cosa de notar, que antiguamente
no había azúcar sino en Valencia y después hóbola en las Islas Canaria”
.[21]
Con Valencia competían las azucareras egipcias pero cuando el sultán
turco Selín conquistó Egipto y paralizó las exportaciones las azucareras
valencianas aumentaron significativamente. Jerónimo Münzer, tras visitar
Valencia en 1494, se admira por el esplendor de la producción azucarera del
reino y deja constancia del arquetipo de
azucarero valenciano “hombre honrado y digno de crédito”[22].
Fernández Ortiz, una de las voces más autorizadas en la materia, señala que el primer empresario azucarero de América, “Aguiló, Aguilón o Ayllón” debió de ser “catalán o levantino” que inició el negocio en la ciudad americana de Concepción de la Vega[23], aunque J. Corominas en “Indianorrománica”[24] y muchos otros autores niegan la participación de catalanes en las empresas americanas.
De la profusa documentación existente de las cuentas de Santángel con la Corona y sus tesoreros se evidencia claramente que el financiero valenciano se movía constantemente en el eje comercial Valencia-Sevilla que en aquella época era el preponderante. Él y su socio Francisco Pinello. Y de sus relaciones comerciales, también, con los hermanos, Gabriel y Alonso Sánchez, tesorero general del rey el primero[25].
En la carta-relación del viaje de exploración a las islas la Española, Cuba y Jamaica. Documento III del Libro Copiador (26 de febrero del 1495) que hemos reproducido y transcrito en facsímil y al principio y final de este libro observaremos que una de las propuestas de Colón a los reyes de España es reproducir e instalar en América la industria valenciana más floreciente.
“.... deseo mucho que de ella se aya cantidad,
que lugar ay aquí para se hazer cañaberales, para hacer un cuento de quintales
de açúcar cada año; otros tamtos de algodón mui finisimo, y no menos de arroz, si
aquí estuvieran los labradores de València” [26].
A Luis de Santángel, Colón le intenta seducir con promesas de “oro y especias” y así lo vemos en la carta conocida como “carta del Descubrimiento” de la que ya hemos hablado en este libro: “en ésta ay muchas specierías y grandes minas de oro y de otros metales”[27].
José María Nicolau Bauzá ha documentado la
propiedad de Luis de Santángel en barcos, seguros marítimos y fletes. Entre
otros, en 1445 era propietario de una parte importante de la “galera grossa Santa Maria, San Andreu, San
Cristófol e San Jordi” que zarpó para Alejandría patroneada por el caballero
Bernat Johan bajo el patrocinio de la
propia ciudad de Valencia”[28].
Consta
acreditado que Luis Santángel se asoció al naviero de origen
mallorquín Nicolau Vivot, pero con quien mayores negocios compartió fue con el que
fuera tesorero real en Valencia, Alfonso
Sánchez, otro judío converso del mismo origen geográfico que los Santángel y uno
de los mayores operadores mercantiles con negocios que se extendían “desde Galway hasta Alejandría, desde
Middelbourg hasta Canarias”[29]
en los que bien pudo participar Cristóbal Colón, nuestro protagonista,
hasta llevarle a Portugal donde casara con la hija de Bartolomé Perestello.
LA CARTA DE COLÓN A SANTÁNGEL NO ESTABA EN CATALÁN
La “Carta del Descubrimiento”, firmada el 15 de febrero de 1493 y posdatada en Lisboa a 14 de marzo a su vuelta en las Islas Canarias, fue mandada imprimir en varios idiomas para dar cuenta al mundo del descubrimiento. El original de dicha carta manuscrita se encuentra en el archivo de Simancas y el original de la impresa se encuentra en la Biblioteca pública de Nueva York.
Luis Ulloa, Francesc
Albardaner y muchos otros investigadores presuponen que el original de la carta
de Colón a Luis de Santángel estaba escrito “en
catalán”. El investigador colombino Henri Harrisse publicó, a
partir del catálogo que había creado el hijo del descubridor, Hernando Colón,
de su colección de libros donada a la Biblioteca de la Catedral de Sevilla, que
existía en dicha colección libraria una "carta
enbiada al escriba de racio, a. 1493. en catalán".
Antes
de entrar a analizar este sorprendente hecho, hay que decir que la primera
carta impresa de la carta original y manuscrita de Colón está escrita, también,
en castellano. El documento impreso no lleva título ni lugar de edición []y no se sabe quién ordenó
publicarlo y se supone que debió ser impreso en el taller de Pere Posa, en Barcelona por la
tipografía usada.[ por la tipografía
usada ] También se
desconoce la fecha de publicación, suponiéndose en general que debió ser hacia
el mes de abril como tampoco []
se sabe cuántos ejemplares se editaron. Se conserva uno sólo, como ya hemos
apuntado antes, aparecido en 1889 y hoy propiedad
de la Biblioteca Pública de Nueva York.
La
carta parece que llegó a Roma rápidamente pues
se tiene noticia de ella el 18 de abril de 1493, prácticamente a la par que la edición española,
e inmediatamente apareció publicada en
esta ciudad una versión en latín. Esta alcanzó gran
popularidad en Europa y fue reimpresa numerosas veces: dos en Roma, una en Amberes, una en Basilea y tres en París. Se hicieron también
traducciones a otras lenguas: italiano (en verso, Roma, 15 de junio de 1493) y alemán (Estrasburgo, 1497).
La
impresión masiva de la carta del descubrimiento fue una operación de propaganda
que situó a la corono española al frente de las casas reales europeas y a
liderar la navegación transatlántica.
¿Qué quería decir Hernando Colón cuando apostilló “carta enbiada
al escriba de racio, a. 1493. en catalán" tras el apunte del
documento en su biblioteca?
Como he dicho, son varios los autores, en
su mayoría catalanes, los que apuntan a la posibilidad de que Cristóbal Colón
escribiera a Luís de Santángel en “lengua
catalana” al amparo y lectura de la anotación del hijo del Almirante. Este hecho no ha pasado desapercibido para
los grandes historiadores e investigadores colombinos ya que el ejemplar que se
conoce y se conserva en Simancas está escrito en castellano.
La conclusión mayoritaria es que tanto el
original como la impresa estaba escrita en lengua castellana. Lo que sí pudo
haber sucedido, y así se recoge en varias investigaciones, es que el original
castellano fuera traducido al catalán e impreso en esta lengua en la misma
imprenta donde se editó en castellano, esto es, en Barcelona. Es por ello por lo que se especula –con la
prueba de la apostilla hernandina- de que pudo existir una edición impresa en
catalán pero ello nada tiene que ver con que Colón escribiera “en catalán” al escribano de Ración,
Luis de Santángel.
Hernando Colón siempre apuntaba
minuciosamente el origen de cada documento que incorporaba a su biblioteca
particular que llegó a los 15.000 documentos o libros, anotando las
circunstancias del texto, su origen, idioma, cómo y dónde lo compró y su
precio.
Una vez analizado el
documento con la anotación hernandina, se observa como en otras apostillas
figura la nota “de mano” lo que
significaba que esos documentos eran manuscritos, motivo por el cual la copia
de la carta de su padre a Santángel se trataba de un ejemplar impreso –como
mucho- “en catalán”, no que fuera el
original y menos escrito “en catalán”. Si vemos la relación de los documentos
inmediatos a la anotación de la Carta a Santángel veremos que en dos documentos
anteriores figura la apostilla “de mano”,
cosa que no ocurre en la carta de Colón.
Prophétie de
recuperatione Jerusalén te inventione Indiarum. De mano. 2091.
Di la navigatione de
Ispanie in India. En toscano. 1874.
[Poco legible] en
español. De mano. 4180.
Epistola ad reges
Hispaniarum fecha 7 Julii 1503. 12650.
Carta enbiada al
escribano de Ración, a. 1493, en catalán. 14743.
Consuelo Varela confirma que la carta fue “editada en catalán” cuando dice que “desde abril de 1493 a fines de siglo tuvo
catorce ediciones: “en castellano, una en catalán, nueve en latín, tres en
italiano y una en alemán”.[30]
En estos términos lo confirma Carlos Sanz
López[31].
La posibilidad de que Hernando Colón se refiriera a un manuscrito “en catalán”
como apunta Ulloa es del todo punto improbable por no decir falso.
La lengua materna tanto de Santángel como
de Cristóbal y Hernando Colón sería la lengua valenciana como subyace de todos
los escritos colombinos y que era la lengua oficial en el reino de Valencia. De
Santángel se conservan documentos escritos en lengua valenciana[32].
Es imposible que Hernando pudiere denominar “catalán” a la lengua valenciana o romance valenciano hablado en
pleno siglo XV en Valencia por cuanto todos los autores valencianos, y de
manera unánime, denominaban a la lengua en la que escribían en pleno siglo de
Oro literario como “valenciana”.
Si aceptáramos como válido el hecho de que
Hernando Colón se refiriera a la lengua valenciana como “catalana” sería un hecho insólito ya que en todo el siglo no
existe registro alguno para esta circunstancia.
Sí que existe alguna referencia de que catalanes o personas de origen
catalán hablaran o escribieran en catalán en Valencia, pero no de autores o
documentos oficiales valencianos “en catalán” durante toda esa centuria ni siguientes
hasta el pasado siglo XX.
La “Carta del Descubrimiento” enviada
al valenciano Luis de Santángel y
firmada por Colón el 15 de febrero de 1493 y posdatada en Lisboa a 14 de marzo a su
vuelta en las Islas Canaria estaba escrita en lengua castellana. Lo que sí
pudo haber sucedido, y así se recoge en varias investigaciones, es que el
original castellano fuera traducido al catalán e impreso en esta lengua en la
misma imprenta donde se editó en castellano, esto es, en Barcelona. Es por ello por lo que se especula –con la
prueba de la apostilla hernandina- de que pudo existir una edición impresa en
catalán pero ello nada tiene que ver con que Colón escribiera “en catalán” al escribano de Ración,
Luis de Santángel.
(PINCHAR IMÁGEN PARA AMPLIAR) Hoja original del registro de libros y documentos de la Biblioteca de Hernando Colón en la que el hijo del Almirante anotó la incorporación de la carta del Descubrimiento escrita por Colón y enviada al Valenciano Luis de Santángel.
Una vez analizado el documento, se observa como en otras apostillas figura la nota “de mano” lo que significaba que esos documentos eran manuscritos, motivo por el cual la copia de la carta de su padre a Santángel se trataba de un ejemplar impreso –como mucho- “en catalán”, no que fuera el original y menos escrito “en catalán”. Si vemos la relación de los documentos inmediatos a la anotación de la Carta a Santángel veremos que en dos documentos anteriores figura la apostilla “de mano”, cosa que no ocurre en la carta de Colón.
“hay hoy entre trenta y cuarenta ingenios en sólo esta isla –la de Santo Domingo- e algunos en la de Sant Juan y en otras partes destas Indias y no por eso vale el azúcar más barato; y ésta es cosa de notar, que antiguamente no había azúcar sino en Valencia y después hóbola en las Islas Canaria”.
Bartolomé de las Casas. Historia de las Indias, capítulo 129.
[1] Benítez Sancho Blanco, Rafael. El valenciano Luis de Santángel. Un nuevo hombre, un mundo nuevo. Sevilla 1992
[2] Hernando Colón. Historia del Almirante
[3] Juan de Mariana. Historia general. libro XXVI cap. III, pág 198, t. IX. Ed. citada Marcos-Miguel. Amberes 1737
[4] Mossen Luis de Santangel y el descubrimiento de América. Asociación católica de Maestros de Valencia. Serie B nº 1, pág. 6 y 7. Ed. citada 1951.
[5] Benítez Sancho Blanco, Rafael. El valenciano Luis de Santángel. Un nuevo hombre, un mundo nuevo. Sevilla 1992.
[6] Miguel Ángel Zalama Rodríguez. El collar de Isabel la Católica era el denominado como
“collar de balajes” o “collar de las flechas”, un collar de una riqueza
extraordinaria. Pesaba
tres marcos, una onza y media, con cuatro balajes de rubíes y tasado a la baja
en 40.000 ducados. La historia que tiene este collar puede definirse como
rocambolesca. Perteneció a Juana Enríquez (1425-1468) que casó con Juan II de
Aragón. Para levantar el sitio que se estaba llevando a cabo en la ciudad de
Girona, el Rey aragonés empeñó este collar en Valencia por 40.000 ducados. Una
vez recuperado, se acordó que sirviera de aval para las nupcias entre los
futuros Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Recibido el
collar, se vuelve a empeñar para defenderse de los Duques de Villena y de su
sitio en Madrigal de las Altas Torres. Una vez adoptada la
decisión de la toma de Granada y de Baza, se vuelve a empeñar en Valencia y de
los ocho balajes iniciales se encuentra con que Isabel se quedó uno en su
joyero en el que mandó aumentar la cantidad de oro. En 1491 se utiliza el
collar para financiar esta empresa de Granada, por lo que podemos afirmar que
el collar no fue utilizado para la empresa colombina. En la década de los 90,
Isabel decide implementar el collar al añadirle un kilo de oro, y Jaume
Amerique le colocó 16 flechas y diversas perlas. Debido a los problemas de Fernando el Católico en Sicilia, el
collar se volvió a empeñar, del mismo modo que se hizo con la invasión de
Nápoles por parte de Luis XII de Francia en 1503. A la muerte de Isabel en el
año 1504 se empeña y se vuelve a recuperar dos años después. Para la dote de su
hija, Catalina con el futuro Enrique VIII volvió al empeño del collar como
dote. A la llegada de Carlos V se intereso por la joya, que se hallaba
depositada en el Monasterio de San Juan de Burgos. Finalmente, en el año 1542
el collar desaparece, permaneciendo en paradero desconocido hasta nuestros
días.* Miguel Ángel Zalama Rodríguez es catedrático de
Historia del Arte en la Universidad de Valladolid.
[7] Varela, Consuelo, en su artículo “Isabel la Católica y Cristobal Colón” cuenta que “la reina no podía pignorar sus joyas porque hacía tiempo que las tenía empeñadas a los jurados de Valencia como garantía de un préstamo para financiar la guerra de Granada”. www.cervantesvirtual.com.
[8] Benítez Sancho Blanco, Rafael confirma que en la cárcel común del Palacio Real de Valencia, donde se reunía el tribunal inquisitorial. «La familia Santángel según un proceso inquisitorial de Brianda de Santàngel». En: Lluís Santángel i el seu temps (Congrés Internacional. València, 1987)
[9] Piña Homs, Román. Los Santángel de Mallorca y los orígenes de Cristofor Colóm “el descubridor”.
[10] En 1492, año del descubrimiento la hija
de Luis de Santángel se casa con Angel de Villanueva, a quienes el rey
regaló 30.000 sueldos.
[11] Bartolomé de las Casas. Historia de las Indias, capítulo 129.
[12] Enseñat de Vilallonga, Alfonso. La noble, acaudalada y poderosa familia
genovesa Centurione Cantelli y su largo asentamiento en España (1375-1492)
[13] Heers Jacques Christophe Colomb 1981.
[14] Enseñat de Vilallonga, Alfonso. La noble, acaudalada y poderosa familia genovesa Centurione Cantelli y su largo asentamiento en España (1375-1492).
[15]Hinojose Montalvo, José: Sobre
mercaderes extrapeninsulares en la Valencia del siglo XV,
SAITABI, Revista de la Facultad de
Filosofía y Letrasde la Universidad de Valencia, t. XXVI.1976.
[16] Zurita,
Jerónimo (1967-1977): Anales de la Corona de
Aragón, 8 vol., Zaragoza, Institución Fernando el Católico,
Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
[17]A. Bóscolo. Il genovese Francesco Pinelli amico a Siviglia di Cristoforo Colombo, Presencia italiana en Andalucía. Siglos XIV-XVI”I, Sevilla, 1985, pp. 249-265. Actas del coloquio Hispano-Italiano. Sevilla 1985. Referencia en Los genoveses en España en el tránsito del XV al XVI. David Igual y Germán Navarro.
[18] Real Academia Española de la Lengua a la voz “trapiche”.
[19] Antonio de Herrera y Tordesillas (1601). Historia General De Los Hechos De Los Castellanos En Las Islas Itierra Firme Del Mar Oceano: Decada Segvnda.
[20] Pérez Vidal, José. La Cultura de la caña de azúcar en el Levante español. Consejo Superior de Investigaciones Científicas 1973.
[21] Bartolomé de las Casas. Historia de las Indias, capítulo 129.
[22] Münzer Jerónimo. Itinerartum Hispanicum. 1494-1495.
[23] Fernandez Ortiz Los primeros técnicos azucareros de América. La Habana, 1955.
[24] J. Corominas. Indianorrománica. Revista de Filología Hispánica. (Buenos Aires 1944) página 140.
[25] Ladero Quesada, Miguel Ángel. Las
actividades de Luis Santángel en la Corte de Castilla. Historia.
Instituciones. Documentos,
1992, vol. 19, pp. 231-252.
[26]Cristóbal Colón. Documento III del Libro Copiador ( La Isabela, 26 de febrero del 1495). Edición común entre el Ministerio de Cultura, Patronato del Quinto Centenario y la editorial Testimonio 1989.
[27] Cristóbal Colón. Primera carta remitida por Colón anunciando la conquista del nuevo mundo dirigida al financiero valenciano, Luis de Santángel. 14 de Marzo de 1493.
[28] Benítez Sancho Blanco, Rafael. El valenciano Luis de Santángel. Un nuevo hombre, un mundo nuevo. Sevilla 1992.
[29] Salvador Esteba, Emilia. Un aragonés en la Valencia de Fernando el Católico Alfonso Sánchez, Lugarteniente de Tesorero General. 2008.
[30] Varela, Consuelo, en su artículo “Isabel la Católica y Cristobal Colón”
[31] Sanz Lopez, Carlos. La Carta de Colón: 15 de febrero a 14 de marzo de 1493. Madrid: Gráficas Yagües, 1962.
[32] Igual, Luis. Valencia e Italia…estudio sobre el montante global
de letras de cambio. Referencia del texto de Igual, David y Navarro, German. Un
mercante de Milano, recogido en “los
genoveses en el transito del siglo XV al XVI”. En 1487 Luis de Santángel ordenaba a su
hermano Jaume un pago en genuína lengua valenciana “per lo cost y messions de 12 adarguese 2 dobles de la gineta, que per
vestra comissió vos he comprat y tramés per al señor Compte d´Oliva”.
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