
Esta vez me voy a poner del lado del PP valenciano, sin que sirva de precedente, pero las cosas son como son. El gobierno central socialista ha autorizado a la empresa extranjera MEDOIL a realizar una prospección petrolífera en aguas de la Safor y de la Albufera y el PP valenciano (que en su día no dijo nada cuando Aznar autorizó esto mismo frente a las islas Columbretes), pues se ha opuesto a estas prospecciones. Por ello, ésta vez, si coincido con el PP, pero no por pura oposición o demagogia sino por convicción.
Creo que la dependencia española, que alcanza el 99,5 % de nuestra necesidades de gas y petróleo, merece una política energética rigurosa y transparente de una vez por todas, sin que tengamos que pasar por los particularísimos intereses que se manejan en este sector y donde tanta gente saca multimillonaria tajada por la comisiones del petróleo que les pagan las empresas a las que les compramos el crudo.
Probablemente la oposición del PP valenciano sea acallada en poco tiempo desde Madrid cuando los ejecutivos de la petrolera visiten al político de turno para hablar de cuánto y cómo de crudo se lo va a llevar. Así de miserablemente funcionan estas cosas donde, hasta los jefes de estado, se llevan lo suyo.
El caso es que cuando mandan hacen una cosa y, cuando están en la oposición, la contraria.
Lo mismo ha ocurrido con lo del establecimiento de la panta de residuos en la localidad valenciana de Zarra, donde todo el pueblo se implicó, por encima de sus colores políticos, y pidió de manera unánime el establecimiento de una industria sobre la que, también, se ha hecho mucha demagogia. El PSOE y el gobierno nacional querían llevar a esta localidad el proyecto y el PP valenciano, como no tocaba bola, pues se opuso. El caso es que los 600 millones de euros, cien mil millones de pesetas de inversión, acabarán en Cataluña. Al tiempo.
A lo que vamos. España necesita un plan serio que no pase ni por la tesorería de la Zarzuela, ni de la Moncloa, ni de la Generalidad, ni por la de los partidos que nos gobiernan aquí y allá. Nuestro nivel de dependencia es algo que habrá que empezar a tratar con rigor y sin demagogia. Y si hay que apostar por soluciones nucleares seguras, pues habrá que hacerlo y decirlo sin que se nos arrugue el ombligo. Y lo mismo con lo de Zarra, que bien hemos hecho el idiota los valencianos. Sólo de esta manera podremos oponernos con cierta legitimidad y seriedad a que se realicen prospecciones en la Albufera, en Gandía o en les Columbretes. Pero decir NO A TODO, hoy por hoy, no puede ser. Sobre todo si no queremos pagar el recibo de la luz y de la gasolina tan caros como los pagamos ahora.
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