Tras la invasión napoleónica de España en 1806 y la declaración de guerra el 2 de Mayo, los valencianos no fuimos menos y en la plaçeta de les Panses situada detrás de la Lonja, junto a la iglesia de la Compañía de Jesus, varias veces a la semana llegaba el correo y allí se reunía la gente pa ...ra leer en común las últimas noticias de la guerra contra el francés en la gazeta. El ambiente ya estaba tenso. Días antes se podían leer pasquines por toda la ciudad con el siguiente texto:
La valenciana arrogancia
siempre ha tenido por punto
no olvidarse de Sagunto
y acordarse de Numancia.
Franceses idos a Francia,
dexadnos en nuestra ley,
que en tocando a Dios y al Rey,
a nuestras casas y hogares,
todos somos militares,
y formamos una grey.
Por las calles un enorme vocerío proclamaba, "Viva Fernando VII muera Napoleón". La situación llevó al Capitán General a llamar a la casa de la Audiencia (hoy Palacio de la Generalitat) a algunos notables de la ciudad y allí convocar Acuerdo. El gentío se acumulaba en la puerta y, al ver que las autoridades no parecían dispuestas a declarar la guerra, la muchedumbre envió un representante. El elegido fue el franciscano padre Rico y al Acuerdo se le exigió que reclutara a filas a los hombres de 16 a 40 años, sacar la Real Señera (declaración de guerra), quemar el papel sellado por Murat y firmar en nombre del legitimo rey Fernando VII.
Eran otros tiempos y parece que otro pueblo. Pero sí, asi éramos entonces.
FOTO: “Defensa del Parque de Artillería de Monteleón”. Joaquín Sorolla, (1883)
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