Me encanta. La anécdota del vídeo del Colegio
de Orihuela en el que los chavales del centro montan un provocador “play black”
acompañando el himno nacional con el saludo romano y la respuesta desgañitada
de la diputada de Esquerra Unida, Esther Barceló, pidiendo que se cierre el
centro y se persiga “hasta la depuración” tamaño acto “fascista” es del todo
punto exagerado, berlanguiano o grotesco.
Que tras 35 años de democracia –los mismos
que gobernó Franco- y con unas instituciones democráticas plenamente
consolidadas y sin representación parlamentaria de una casi inexistente extrema
derecha, venga ahora la histérica de Barceló a “exigir que estos hechos y
comportamientos no queden impunes” demuestra lo trasnochada y oxidada que está
nuestra izquierda marxista que sigue
instalada en un guerracivilismo tan caduco como el saludo romano utilizado por
los estudiantes en esta broma de colegio.
Cuando la diputada marxista de EU pide que se
retire el concierto público a un colegio “por tolerar apologías fascistas y
comportamientos que vulneran los valores democráticos” habrá que recordarle lo
que lleva su partido y su ideología a su espalda y lo que ha representado a lo
largo de la historia el “puño en alto” con el que el socialismo, el comunismo –todo
el marxismo- sigue acompañando las estrofas de “la internacional” que sigue siendo el himno de
las naciones menos libres y más oprimidas de la historia.
Cuando
la diputada Esther Barceló pide que “se depuren responsabilidades” no hace más que invocar las purgas estalinistas de las mayores masacres
cometidas en la historia del siglo XX a lo largo de todo el mundo y, también, en nuestro país.
A la “depuradora” Barceló le recomiendo que lea “El
libro negro del comunismo: crímenes, terror y represión” (1997) escrito por profesores universitarios y experimentados investigadores
europeos y editado por Stéphane Courtois, director de investigaciones
del Centre National de la Recherche Scientifique
(CNRS), la mayor y más prestigiosa organización pública de investigación de
Francia. En su introducción, Courtois mantiene que «...el comunismo puso en
funcionamiento una represión sistemática, hasta llegar a erigir el terror como
forma de gobierno».
El libro es una catalogación
sistemática de los diversos actos criminales (asesinatos, tortura,
deportaciones, etc.) que supone la instauración política del socialismo y
comunismo a lo largo del siglo XX. El análisis detallado de los crímenes del
totalitarismo marxista es, cuanto menos, benévolo ya que lo reduce a la “insignificante”
cifra de cien millones de personas ya que minora de 75 a 20 millones los
crímenes del socialismo soviético, lo que nos daría, de no ser así, una cifra
superior a los 150 millones de muertos por mor de la “libertad” que defiende la
Sra. Barceló.
Debido a la mayor cantidad de asesinatos atribuidos al comunismo que al
nazismo, Courtois escribió sobre las semejanzas entres las ideologías que se expresaban
puño o brazo en alto, confirmando que “en cada caso –nazismo-comunismo- el
objeto de los golpes no fueron individuos sino grupos. El terror tuvo como
finalidad exterminar a un grupo designado como enemigo que, ciertamente, sólo
constituía una fracción de la sociedad, pero que fue golpeado en cuanto tal por
una lógica genocida”
Sólo me queda pedirle a la chequista Barceló que me diga cuantos estados y regímenes
“fascistas” vigentes le quitan el sueño a la diputada alicantina como para que
se desmelene ante una broma de colegio. Yo, a día de hoy, no tengo constancia
de ninguno, salvo aquellos cuyos gobiernos siguen levantando el puño al son de
una “internacional” socialista que tanto emociona a los chicos y chicas del
PSOE e Izquierda Unida, y que tienen
sobre sus espaldas no sólo la constatación sociológica de ser un gran fraude
político, sino el de acumular el mayor número de crímenes de la historia.
Documentos: La AMPA del colegio de Orihuela tilda el vídeo de saludos fascistas de 'broma de chavales'
Comentarios
Publicar un comentario