
Alfonso III de
Valencia (V de Aragón), el Magnánimo fué un monarca guerrero, amante de las
letras y las artes que se casó un año antes de acceder al trono (1415) con
María de Castilla, hermana del rey Juan II e hija de Enrique III de Castilla.
Esta boda entre Alfonso y María tuvo lugar en la capilla del majestuoso Palacio
Real de Valencia. Desde entonces, la reina María residió la mayor parte de su
vida en el Palacio Real, aunque no tanto el rey Alfonso cuyas estancias en Valencia
eran más bien esporádicas.
El rey
Magnánimo demostró su constante interés por el esplendor del culto divino, de
las reliquias de santos y decoro de la capilla. Como dice Juan-Luis Corbín[1], tras su primera incursión a Nápoles, arribó al
puerto de Valencia portando victorioso y con gran gozo espiritual los sagrados
restos del franciscano San Luis, obispo de Tolosa, así como los trofeos
consistentes en las cadenas del puerto de Marsella que rompieron sus capitanes.[2]

Originalmente,
el Santo Cáliz fue trasladado a Roma por San Pedro, primer Pontífice, y en el
celebraron la misa los primeros Papas hasta el año 261 en que es martirizado,
bajo la persecución de Valeriano, el Papa Sixto II.
Al ser ley el
que los bienes cristianos denunciados, se repartían, la mitad para el Cesar y
la otra mitad para el delator, el diácono del Papa, San Lorenzo, repartió los
bienes entre los pobres y el Santo Cáliz lo envió a su patria, Huesca, con un
legionario romano de Hispania para que lo escondiera, salvándolo así del
expolió. En Huesca se conservó hasta que la llegada de la invasión musulmana en
el año 713 es llevado por el obispo Ancisclo a San Juan de la Peña, monasterio
de las proximidades de Jaca, en pleno Pirineo. Y allí, protegido por sus
monjes, permanecerá mientras se inicia y se fortalece la reconquista cristiana
del Reino de Aragón.

Según el acta
del notario Jaume Monfort del 18 de marzo de 1437, el Virrey e Infante D. Juan,
hace entrega, en nombre de su hermano el Rey, del Santo Cáliz para su custodia
a la Catedral de Valencia.
En realidad, la reliquia es la parte superior, que es una taza de ágata finamente pulida, que muestra vetas de colores cálidos cuando refracta la luz; es una preciosa“copa alejandrina” que los arqueólogos consideran de origen oriental y de los años 100 al 50 antes de Cristo. Ésta es la conclusión del estudio efectuado por el profesor D. Antonio Beltrán y publicado en 1960 (“El Santo Cáliz de la Catedral de Valencia”), nunca refutado, y que está en la base del creciente respeto y conocimiento del Santo Cáliz.


El canónigo
conservador del Patrimonio Artístico y Delegado de Información de la catedral,
Jaime Sancho, que señala las diferencias entre la plegarias eucarísticas de los
primeros años del cristianismo y las posteriores que justifican la utilización
del cáliz de la Última Cena por los primeros papas del cristianismo. Sancho
precisa que el canon romano de los siglos II y III que utilizaban los papas en
las catacumbas de Roma hacía mención expresa a "este mismo preclaro
cáliz", en referencia a la copa de la Última Cena, y que a raíz de la
persecución del emperador Valeriano fue trasladado a Huesca y luego a Valencia.
Fue conservado
y venerado durante siglos entre las reliquias de la Catedral, y hasta el siglo
XVIII se utilizó para contener la forma consagrada en el “monumento” del Jueves
Santo. Durante la guerra de la Independencia, entre 1809 y 1813, fue llevado
por Alicante e Ibiza hasta Palma de Mallorca, huyendo de la rapacidad de los
invasores napoleónicos. En el año 1916 fue finalmente instalado en la antigua
Sala Capitular, habilitada como Capilla del Santo Cáliz [5] . Precisamente esta exposición pública
permanente de la sagrada reliquia hizo posible que se divulgara su
conocimiento, muy reducido mientras permaneció reservado en el relicario de la
catedral. Durante la guerra civil (1936-1939) permaneció oculto en el pueblo de
Carlet. El Beato Juan XXIII concedió indulgencia plenaria en el día de su
fiesta anual, el Papa Juan Pablo IIcelebró la Eucaristía con el Santo Cáliz
durante su visita a Valencia el 8 de noviembre de 1982 y lo mismo sucedió con
Su Santidad Benedicto XVI que celebró la Eucaristía con motivo del V Encuentro
Mundial de las Familias, el 8 de Julio de 2006.
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[1] Juan-Luis Corbín Ferrer, Desde los
Jardines del Real a la Plaza de Tetuán. Su entorno y su historia,
Caixa de ahorros de Valencia, Valencia, 1985, p. 27
[2] Estas cadenas se pueden contemplar actualmente
colgadas en las paredes de la capilla del Santo Cáliz de la catedral de
Valencia.
[3] En la ciudad de Valencia permanece actualmente y
que, según las conclusiones del I Congreso Internacional del Santo Cáliz (https://www.ucv.es/santo_caliz/default.asp) celebrado
en Valencia en 2008, científicamente nada contradice que, efectivamente, el
cáliz conservado en la catedral de Valencia sea la copa que utilizó Jesucristo
en la Última Cena.
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