Cosas que hay que saber (I)
Por Juan García Sentandreu
Escritor y jurista
En el año 777, España o Al-Andalus está ocupada prácticamente
toda por los árabes. El Califa de Zaragoza, Solimán el Arabí, se ve amenazado
por el Emir Abderramán I que pretende apoderarse de Zaragoza, motivo por el que
solicita el apoyo del rey franco, Carlomagno, a cambio de firmar un pacto de “marcar” los territorios Carolingios (la Francia
actual) y los del Imperio de Al-Andalus de Hispania. Con este pacto, Carlomagno
cruza los pirineos hacia el sur y amplia sus dominios en Hispania (por ello la “Marca Hispánica”), en este lado de la cordillera Pirenaica, y a demás crear una serie de
fortalezas militares con el fin de frenar el avance Musulman hacia lo que es la
Francia actual.
Aprovechando Carlomagno el pacto con el Califa Solimán el Arabí, conquista a los musulmanes las plazas de Gerona, Barcelona, Urgell, Besalú, Conflent, los Valles y así hasta nueve condados. Estos condados formaron la conocida como “Marca Hispánica” franco-carolingia y fue gobernada por Carlomagno y sus descendiente en la corona francesa desde el año 801 hasta que el rey de Francia, Luis IX, firmara el Tratado de Corbeil con el Rey de Aragón, Jaime I, en el año 1258, momento en que estos condados franceses (hoy Cataluña) que formaban la Marca Hispánica pasan a ser feudatarios del Rey de Aragón.
Así las cosas, en el siglo VIII los
condados (hoy catalanes) de la “Marca Hispánica” pasan de ser territorios
musulmanes a soberanía francesa (franco-carolingia). Desde el 801 al 1258 los
condados catalanes de la Marca Hispánica son feudatarios y vasallos del rey de
Francia.
En la nueva Marca Hispánica carolingia (801), generalmente la población conquistada aceptó a los nuevos dominadores con escasa resistencia y en algunos casos mejorando su situación en comparación con la que tenían bajo el mandato de los gobernantes hispano-visigodos y la de los musulmanes. Sus habitantes aceptaron sin reparo las nuevas leyes Carolingias al igual que los matrimonios de los nativos de la Marca Hispanica con los francos. Esto marcaria una fuerte influencia Carolingia por la dependencia cultural y religiosa de los centros ubicados en tierras francesas.
Para gobernar
estos territorios, los reyes francos designaron condes, unos de origen francés y otros autóctonos, según criterios
de eficacia militar en la defensa de las fronteras y de lealtad y fidelidad a
la corona. Inicialmente la autoridad condal recayó en la señores locales
de la Marca, pero los intentos de convertir sus demarcaciones en señoríos
hereditarios obligó a los carolingios a sustituirlos por condes de origen
francés.

La inexistencia política de Cataluña durante la conquista de Valencia en 1238, ya que eran territorios de la corona francesa de escasa relevancia poblacional, sin instituciones ni estructura política ni idiomática, hace del todo punto imposible que tuviera papel alguno en la construcción del nuevo Reino cristiano de Valencia.

El Tratado de Corbeil (1258), escrito en latín y comienza con las palabras: “Es universalmente conocido que existen desavenencias entre el señor rey de Francia y el señor de Aragón, de las Mallorcas y de Valencia, Conde de Barcelona y Urgel, señor de Montpellier; por lo que el señor rey de Francia dice que los condados de Barcelona, Besalú, Urgel, etc... son feudos suyos; y el señor rey de Aragón dice que tiene derechos en Carcasona, Tolosa, Narbona, etc....”.
La “corona” o “Confederación catalano-aragonesa” son, pues, una mentira más del nacionalismo romántico y fantástico del siglo XIX que intenta sustentar sus sueños neocoloniales en figuras jurídicas y políticas que nunca existieron.
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