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VII.- EL VALENCIANO, LENGUA MATERNA DE CRISTÓBAL COLÓN. COLÓN ESCRIBE EN CASTELLANO. ES LENGUA VALENCIANA, NO CATALANA

 


En “Historia de las Indias”, Bartolomé de las Casas sostiene varias veces que el castellano no era la lengua materna de Colón:   

Estas son sus palabras, puesto que defectuosas cuanto a nuestro lenguaje castellano, el cual no sabía bien, pero más insensiblemente dignas  

 

Todas estas son sus palabras formales, algunas dellas no de perfecto romance castellano, como no fuese su lengua materna del Almirante”.

Estas son sus palabras, y no muy polidas en nuestro romance, pero, cierto, no por eso dignas de desechar”.

 

En este paso hace mención el Almirante de muchos puntos de tierra e islas e nombres que les había puesto, pero no parece cuando, y en esto y en otras cosas que hay en sus itinerarios, parece ser natural de otra lengua, porque no penetra del todo la significación de los vocablos de la lengua castellana, ni del modo de hablar della”.

 

Todas estas son palabras del Almirante, con su humilde y falto de la propiedad de vocablos estilo, como quien en Castilla no había nacido”.[1]

    

Contamos también con un testimonio que obra en los pleitos colombinos del médico de Palos, García Hernández, sobre la llegada en su día de Colón a La Rábida (Huelva):

 

“...E que estando ally ende este testigo un frayle que se llamaba fray juan peres q’es ya defunto quiso hablar con el dho don crystobal colon e viendo le desposysion de otra tierra e reyno ageno a su lengua le preguntó”.

 Por otro lado, Ramón Menéndez Pidal, en su trabajo “La lengua de Cristóbal Colón” publicado en 1940 en la revista “Boletín Hispánico” sostiene que Colón era genovés viviendo hasta los 22 años en Génova y Savona, pero que en el castellano que usó siempre en sus escritos estaban presentes los “portuguesismos” de los 10 años de estancia en Portugal donde vivió del comercio y se caso con Felippa Moniz, hija del rico comerciante Perestello, de Porto Santo de Madeira (Portugal), no siendo ni el portugués, ni el gallego ni el mismo castellano sus lenguas maternas. Menéndez Pidal sostiene que “de 1480 a 1484 ingresa en la escuela náutica portuguesa donde el humilde lanero de Génova se transforma en navegante con proyectos de descubrimiento cierto”.

Menéndez Pidal literalmente confirma que “en cuanto al italiano, no lo usa en ninguno de sus muchos relatos y documentos. A su patria, Génova (sic) y a los amigos italianos escribe siempre en español: al Oficio de San Georgi (2 de abril de 1502), a Nicolo Oderigo (21 de Marzo de 1502 y 27 de Diciembre de 1504, esta última de carácter íntimo y con un refrán español). De igual manera al Padre Gorricio de Novara Colón le escribe continuamente en español”.[2]

En este mismo trabajo, Menéndez Pidal llama la atención sobre la calidad del italiano que utiliza Colón en las poquísimas veces que hace uso de él: “del ambra es cierto nascere in India soto tierra, he yo no ho fato caure in molti monti in la isola de Feyti vel de Ofir vel de Cipango a la cuale habio posto nome Spagnola”. Dice Pidal que “como se ve, la grafía italiana es defectuosa, pero sobre todo la palabra italiana falla frecuentemente”[3].

En el libro “El ADN de los escritos de Cristóbal Colón”, la profesora Estelle Irizarry afirma "en voz alta que Colón era natural de un territorio de la Antigua Corona de Aragón, súbdito de Fernando y que aprendió el catalán antes que el español". Partiendo de la observación de Consuelo Varela en la que afirmó que "el gran navegante no se expresa de manera correcta en ningún idioma", Irizarry señala que ella se cuestiona "cómo su español tan notoriamente incorrecto puedo ser tan eficaz, poético y elocuente". En este sentido, manifiesta que en los escritos de Colón aparece "un idioma parecido al español, que parece un español incorrecto que adquirió sus características cien años antes del primer viaje de Colón, cuando hubo terribles masacres en las juderías, el judíoespañol, llamado también ladino".

Irizarry detalla unas 18 categorías de ladinismos léxicos, morfológicos, ortográficos y sintácticos que se encuentran en el español de Colón y discute variantes como el ladino catalán. Uno de estos ejemplos es la redundancia del posesivo, una construcción que desapareció en el español antes de 1474, según Lapesa, pero que aparece en escritos de Colón en 1492. Las pruebas del ADN literario de Colón han tenido resultados "sorprendentes", tras extraer del corpus literario de Colón compuesto por más de 100 cartas, diarios y apuntes, información que aclara "muchos misterios y mitos". Según la autora, se ofrece "un método objetivo a base de un componente inconsciente de la escritura de Colón, la puntuación". Colón escribía siempre en español, pero a pesar de ser muy elocuente se veía que no era su lengua materna.

 La autora confiesa que descubrió que "el estilo de puntuación obedecía una disposición geográfica" y que entre los cientos de documentos que examinó había "un patrón". En este sentido, manifestó que "los de Castilla no usaban vírgulas y que éstas surgían en las tierras hoy catalanohablantes de la Antigua Corona Reino de Aragón". Ante esto, dijo que este método se puede usar trazar el origen de Colón. En el libro compara el sistema de escritura del navegante con manuscritos de Galicia, Portugal, Italia, Tarragona, Castilla, Barcelona, Ibiza, Europa o Génova, entre otros y "hasta ahora el ADN apunta a Ibiza", concluye. Tras un examen de cientos de manuscritos, Irizarry concluye que "la puntuación con vírgulas fue un fenómeno geo-cultural, capaz de iluminar otra área de disputa, como el origen del navegante, ya que escribía siempre en español, a pesar de ser muy elocuente se veía que no era su lengua materna".[4]

 

COLÓN ESCRIBE EN CASTELLANO

 

Con independencia de las severas críticas al castellano de Cristóbal Colón por cuanto fluía tras él otra lengua materna,  también son muchos los autores que afirman que su español era culto, rico e incluso brillante.

 

 

“Léase cualquiera de los escritos de Colón, de los indubitablemente suyos, como una de las cartas a su hijo Diego, un capítulo de su « Libro de los Profecías », sus versos contenidos en los folios LVI a LVIII de ese mismo libro, y la impresión que dejan no es otra sino la de que aquello solamente un español pudo haberlo escrito. Su bella página, dedicada a la bahía de Porto Santo, que es «personalísima», la cual más adelante se transcribirá, no sólo es un modelo de sentimiento, sino hasta de estilo lleno de naturalidad y elegancia. ¿Cuándo pudo Colón asimilarse el castellano de esta manera? ¿Mientras cardó lana y atendió su taberna en Génova? (hasta los 20 años) ¿Mientras  residió en Lisboa, donde no se sabe que haya tratado a ningún español? (hasta los 34 años) ¿A bordo de los barcos italianos en que fue corsario?). Imposible, imposible, imposible Quien así escribía, aprendió el castellano en España, y no viejo ya, porque en edad madura, no se aprende ningún idioma con perfección, y menos con la necesaria para poder versificar en él. He aquí, como prueba, la última, estrofa de su trova glosando el Memorare novissima tua”[5]:

 

In ceternum gozarán

Los que lo bueno abrazaron

Y asimismo llorarán

Porque continuo arderán

Los que la malicia amaron;

Y pues siempre se agradaron

Del mundo y de sus cudicias

De las eternas divicias

Para siempre se privaron.

 

Alexander Humboldt, que tan a fondo estudió la psicología de Colón y del que ya hemos hablado al principio de este trabajo, era un  gran admirador de la manera como escribía el castellano, aun reconociendo las incorrecciones propias de no ser su lengua materna.

 

Para Humboldt era imposible escribir con esa brillantez “sin conocer los secretos de nuestro idioma”,  y lo dice de esta manera: “En estos cuadros de la naturaleza, (¿por qué no dar tal nombre a trozos descriptivos llenos de encanto y de verdad?), el viejo marino muestra algunas veces una riqueza de estilo que sabrán apreciar los iniciados en los secretos de la lengua española, y prefieran el vigor del colorido, a una corrección severa y acompasada”[6].

 

Rafael Calzada plantea que es imposible que “lanerius genovés, maduro ya, se fue a España y «se apoderó» del castellano con tanta perfección, que llegó a escribir en ese idioma estrofas tan elegantes y de tanta pureza gramatical como la que dejo transcripta”.[7]

 

 

ES LENGUA VALENCIANA, NO CATALANA: POR NO NADA” O “A TODO ARREO SE EXTIENDE”. VALENCIANISMOS: EL VALENCIANO CASTELLANIZADO. 

Tras la lectura de Madariaga, Consuelo Varela e Irizarry, pero sobre todo de esta que sostiene reiteradamente que el uso de una puntuación con “vírgulas que éstas surgían en las tierras hoy catalanohablantes de la Antigua Corona Reino de Aragón"  y concluyendo que “Colón era natural de un territorio de la Antigua Corona de Aragón”, defendemos que la lengua materna que subyace de los escritos en castellano de Cristóbal Colón es la lengua valenciana que, junto al latín y el castellano, eran las lenguas de uso oficial en el Reino de Valencia en el siglo XV. El mozárabe, romance valenciano o lengua valenciana, era de uso generalizado en la sociedad y Corte valenciana desde la misma conquista de Valencia en la que Jaime I quiso que, desde un principio (1238 y 1261), “s´arromançaran a la lengua vulgar i plana els Furs”[8] otorgados a los ciudadanos de su nuevo reino valenciano.

Así lo mandó y desde aquel momento la lengua mantenida por la mozarabía valenciana desde la invasión musulmana en el siglo VII obtuvo su carta de naturaleza impregnando la Corte, la justica, la medicina y la literatura valenciana hasta cuajar en el siglo XV como siglo de Oro de la lengua valenciana.

 

Y, aun cuando el romance hablado en los condados catalanes de la Marca Hispánica se desarrollaba mucho más lentamente que en Valencia ( la Renaixença catalana fue 400 años posterior a la valenciana), lo bien cierto es que como lenguas vecinas  tenían y tienen bastantes similitudes, motivo por el cual, lo que los colombistas  ven como “catalanismos” en los textos de Colón no son más que expresiones valencianas, las mismas que en el mismo siglo XV utilizaba Joanot Martorell en Tirant Lo Blanc, Jaume Roig o el resto de escritores valencianos del mismo siglo de Oro.

 

Colón, en el Diario del primer viaje (1492), 15 de octubre utiliza los valencianismosfugir” (huir), “mozada” (del valenciano “mos”, “mordida o bocado”, “possessión” (posesión), “launes” (en valenciano “llandes”; en castellano “llanda o lamina o envase de acero”) y “fugeron” (hoy, “fugiren” huyeron) lo que demuestra que su lengua vernácula o materna era el valenciano que bien conocía.

 

En el Diario de a bordo, en fecha de 4 de Noviembre de 1492, podemos leer: “Faxones”  (hoy, “fesols” en valenciano, “judías” en castellano) y  “favas” (hoy, “faves” en valenciano, “habas” en castellano) muy diversas de las nuestras”.[9]

Especialmente revelador es este texto en el que Colón dice que entregó “cuentas de ambar…y una “almarraxa” (hoy, “marraixa” en valenciano, garrafa en castellano) de agua de azahar”. Tal vez los transcriptores, incluyendo a Bartolomé de las Casas, no supieron encontrar, entonces, una traducción adecuada, motivo por lo que la reprodujeron tal cual la que escribió Colón de su puño y letra hasta que, a finales del siglo XIX, se transcribe como “almatraja”.[10]  Difícilmente podremos encontrar un texto de un ciudadano de Cataluña, italiano, gallego o portugués que contenga el uso de esta palabra. “Almarraxa”, de claro origen árabe  (al maraxxa) nunca se usó en la lengua catalana/occitana/provenzal hasta  que se importó en siglos posteriores.

Otro tanto en el Memorial dedicado a los Reyes (entre junio de 1496 y enero de 1498) donde escribe la palabra “meitad” (mitad) y “fusta”, en lugar de “madera” en castellano.

 

También en la Carta-Relación del viaje de exploración a las islas Española, Cuba y Jamaica, escrita a los Reyes en el Puerto de Santa Cruz a mediados de septiembre de 1494 y firmada en Isabela el 26 de febrero de 1495, se puede leer: "las simientes de huertas están prósperas en el crecimiento, y aún otras legumes dos vegadas en el año se cogerán si se siembran". La palabra “vegadas en castellano significa “veces”.

 

Podemos leer, también, “per forza” (por fuerza), “setcentas islas” (setecientas islas), “terrado” (terraza), “arriscada” (arriesgada, atrevida), “pardales” (pájaros), “basa” ( balsa o fondo arenoso), “boltejar” (voltear), “estar o ponerse a la corda” ( disponer las velas para la navegación lenta), “temporejar” (mantenerse a poca vela ), “tonina” (tonyina, atún), “xarcia” (redes), “estar a la colla” (esperar condiciones favorables para  navegar), “amainar” (arriar las velas de la embarcación), “ataraçana” (arsenal)...

 

La composición “por no nada” (per no res) o “por todo arreo se extiende” (per tot arreu s´exten) son, también, otro ejemplo de los valencianismos que Cristóbal Colón incorpora constantemente a sus manuscritos en los que fluye la base de un romance valenciano materno, algo a lo que los autores catalanes, tanto los catalanistas ortodoxos como los heterodoxos, llaman erróneamente  “catalán” como ya hemos apuntado.

También cabe destacar que Cristóbal Colón firmaba como Virey” (con una r) que en castellano se escribía “Visorrey”. Asimismo, el apellido “Colom es muy frecuente en la Corona de Aragón y tanto Cristóbal Colón como sus coetáneos lo escribían con "m". Todo ello unido a que los nombres de los cuatro hermanos Colón: “Cristòfol” (Cristóbal), “Bartomeu” (Bartolomé), “Jaume” (Diego) y “Ferrán” (Hernando) no tienen nada de italianos.

También hay un detalle especialmente relevante y significativo: Colón firmaba como  “Almirant”, que es la forma  diferenciada del catalán “Almirall”. La palabra valenciana “Almirant” es exactamente la misma que Joanot Martorell usaba en su Tirant Lo Blanc, todo el escrito en lengua valenciana en pleno siglo XV.

 

En el sexto ejemplar del libro Copiador de Cristobal Colón en el que relata la conquista de  Trinidad y Tobago, el Almirante habla de los pasos marinos, cabos y estrechos entre las diversas islas: “En esta boca de austro, a que yo llame de la “Sierpe” (en valenciano, “serp”; en castellano “serpiente”otra se setentrión, a que yo llamé del “Drago” (en valenciano, “dragó; en castellano, “dragón”).

 

También, en la carta autógrafa escrita por Colón a su hijo Diego en 21 de noviembre de 1504 y de 18 de enero de  1505 emplea las palabras: “correu”, (“correo”) y “desar”, (en valenciano, “deixar”, en castellano “dejar”).

 

Otro tanto sucede con la expresión “gonza avellanada”,  (en valenciano “junça o jonça”, en portugués “junça” que muchos investigadores confunden como portuguesismo cuando es un valencianismo que se escribe de la misma manera que en lengua lusa). La traducción castellana es “juncia avellanada” que no se usa en el texto colombino para describir a la ”planta herbácea que produce un tubérculo conocido como chufa”. Es otro caso de ignorancia de los transcriptores o traductores que no aciertan a reflejar la realidad de la expresión hasta el punto que el propio Bartolomé de las Casas afirma que “es el cacahuet al que llamaban “maní” y que comían con pan cazabí”.[11]Un error memorable que no hace más que certificar la autenticidad de la expresión utilizada por Colón para referirse a la planta tan propia de las tierras valencianas.

 

El historiador ibicenco Nito Verdera al que nos hemos referido cuando hemos planteado la hipótesis de un Colón balear es, como Albardaner, defensor de la tesis[12] de que Cristóbal Colón, por ser “ibicenco y balear” es un ciudadano de “cultura catalana”. Verdera sostiene que es Ibicenco de cultura  catalana y  Albardaner valenciano de cultura catalana. Ambos lo hacen porque piensan que la lengua materna que subyace de los textos castellanos originales o transcritos es la catalana, pero no es así como ya hemos analizado con anterioridad.

Precisamente la etimología musulmana de algunas de las palabras no castellanas utilizadas por Colón han persuadido a Verdera y Albardaner que Colón un “hablaba catalán” oriental  que los nacionalistas defienden erróneamente que “es propio de Valencia y Baleares”.  Esto es, a la vista de los estudios de estos dos investigadores, Cataluña quedaría excluida por la fuerte carga árabe que tiene el supuesto “catalán” de Colón, carga que no tenía ni tiene el catalán de Cataluña que, frente a los más de 5 siglos de dominación musulmana que tuvo Valencia y Baleares, estaba formado por provenzalismos y occitanismos fruto de los 5 siglos en que Cataluña perteneció a la corona Carolingia y a Francia.

Resulta, también,  digna de resaltar la palabra “barlovento” (la parte de donde viene el viento)  que  en traducción literal al valenciano sería “per lo vent” que también significa “por donde viene el viento”, que con la arabización de la "p" inicial se convierte en "b", hecho que solamente se explica desde el valenciano hablado en el reino de Valencia y en el mallorquín de Baleares. A mayor abundamiento, el neutro “lo” no es, para nada, propio de la lengua catalana sino específico de la lengua valenciana desde los albores de esta, teniendo una presencia totalmente estandarizada en el valenciano oral como en el escrito en el propio siglo XV, el siglo de Cristóbal Colón, en el que Joanot Martorell escribió el “Tirant Lo Blanc” que injustamente  reivindican las instituciones catalanes como una de las obras cumbre de su literatura cuando el propio Institut d´Estudis Catalans rechaza radicalmente dicho neutro.

 

Y no sólo fue Martorell, el investigador Ricart García Moya[13], nos trae una representativa relación de una realidad literaria genuinamente valenciana y durante siglos rechazada por la lengua catalana:

 

-“per lo contrari” (Canals, Antoni: De Providencia,  c. 1395)

-“en lo qual” (Canals: traducció al valenciá del Valeri Maxim, 1395)

-“es lo contrari” (DECLLC, 1, p. 60; en Sent Vicent Ferrer, c. 1400)

-“lo millor de tot lo que tenia” (Martorell: Tirant, c. 1460, ed.1490)

-“fa lo que deu” (Roig: Espill, 1460)

-“lo contrari de...” (A. M. Vila Joyosa. Censal del Magnánim, 15-VIII 1448)

-“lo que pensava” (Esteve: Liber elegantiarum,  1472, ed. 1489)

 -“lo que ell volia” (Esteve: Liber, 1472)

 -“yo faré lo degut” (Esteve: Liber, 1472)

 -“fa lo que pot o lo que li diem” (Esteve: Liber, 1472)

 -“lo que voleu (...) lo mes alt” (Trobes en lahors de la Verge, 1474)

 -“lo segur” (Pereç, Miquel: Imitació de Iesuchrist, 1482)

 -“en tot lo que li mana” (Dieç, Ferrando: Obra a la Sacratissima Conceptió, 1486)

 -“lo ques demana... lo que si...” (Actes Corts Generals, Oriola, 1488)

-“en tot lo que fará” (Corella, Roiç de: Psalteri, Venecia, 1490)

- “seguint lo vulgar” (Alcanyis, Loys: Regiment preservatiu, 1490)

-“tot lo que ma voluntat desija” (Perez, Miquel: Imitació de Iesuchrist, 1491)

-“escriure tot lo que los sancts doctors han scrit” (Pereç: Vida de la Verge, 1494)

 -“fent lo contrari” (Valmanya: Carcer d’amor, 1495)

 -“lo declarat... lo ques fet... pot fer lo que... lo millor” (Obra a llaors de St. Cristófol, 1498).

 

Nito Verdera dice haber resuelto la palabra “cheranero  que Colón o su transcriptor refleja en el diario el día 6 de diciembre de 1492, en Haití, y que Verdera traduce como “socaire” arguyendo que proviene del antiguo verbo catalán “serenar”, “xerenar” (calmar). “Entonces, -dice Verdera-  al  “xeraner” (el que da socaire) lo castellaniza el Almirante en “cheranero”.   Y remata: “la cosa está muy clara, pero hay que saber que en catalán no existe la "ch" (que sí usa Colón), función reservada a la "x".  Y aquí es donde añadimos exactamente lo mismo que con “lo vent” de “barlovento”: la “ch” si existía y sigue existiendo en valenciano como “fonema palatal africado y sordo” que se escribe y pronuncia tal cual: “pancha”,“carchofa”,”flecha”,“chufa”, “chiular”, “chulla”, “archiu,”puncha”“campechos”,”gavachos”…[14]. Y todo ello unido a que la interjección “che” es una expresión tan genuina y personalizadora que es  uno de los símbolos de la identidad e independencia de la lengua valenciana. Más ejemplos y sus autores:

-"pechines" (Fray Antoni Canals, traductor de Valerio Máximo al valenciano 1395).

-"los grans clergues e bechellers" (Sermons, II, 29) y no era castellanismo, pues el vocablo procedía del latín y del francés  bachelier”.

-"la pronunciación de la che o ache es a manera del ruido que hace le
sartén y el aceite cuando fríen algo" (Rúiz, B.: Declaración de voces Madrid 1587, f.10).

-"algunos no quieren que la “hac” o “h” no sea consonante" (Sebastián, M.: Ortografía, Zaragoza, 1619 que incluía en el alfabeto castellano las consonantes ç, ph, ch y rh ).

-"Si fossen homens, chugadors" (Miguel Serres. Valencia 1667, p. 261).

 

-"He possat estudi que casi tot lo sermó tinga paraules tan valencianes, qua ni mudant la terminació les pugues castellanechar" y “menchen”, “chichs”, “pichor”, ”flamechadora”, “bronches”, “envechoses”, “contache” y el autóctono escanechá” (p.13). (Del catedrático Iván Batiste Bellester  (Ramellet, 1667).

 

-"chicona més bachillera" (Lluis Fullana, Filólogo. De la RAE. “La nit que venen els musics”. Alcoy 1855, p. 9)[15].

 

Así pues, todas esas expresiones colombinas reflejan el sustrato de una lengua valenciana materna, propias del mozárabe valenciano hablado incluso durante la dominación musulmana de Valencia por una activa mozarabía cristiana. Fue esta mozarabía la que hizo del idioma valenciano la lengua oficial del reino de Valencia junto al castellano y al latín, y que tuvo su siglo de oro en pleno siglo XV, el siglo de Colón. Por todo ello, estas expresiones relacionadas han de ser valoradas en su contexto desde una hermenéutica desprovista de intencionalidades políticas. Tanto desde un punto de vista sociológico, teleológico, histórico y lingüístico no se puede llegar a otra conclusión que no sea que la lengua hablada por Colón era la lengua valenciana, la de su familia, la de sus patrocinadores y la de una ciudad y reino que, como bien dijo Fernando el Católico, era el único que podía crear, proveer y armar una expedición del calibre de la del descubrimiento en los albores del siglo XVI.

 

PRUEBAS:


“...me atrevire expondre: no solament de lengua anglesa en portoguesa. Mas encara de portoguesa en vulgar valenciana: perço que la nacio don yo so natural sen puxa alegrar...” Joanot Martorell.[16]


- Liber Elegantiorum, 'escrit en latina et valentiana lingua'. Joan Esteve[17]. (El Liber Elegantiorum es el primer diccionari d´una llengua románica).


- “Acaba la Biblia molt vera e catholica, treta de una biblia del noble mossen Berenguer Vives de Boil, cavaller, la qual fon trellada de aquella propia que fon arromançada, en lo monestir de Portacoeli, de llengua latina en la nostra valenciana”. Bonifaci Ferrer. [18]


-“La valenciana, graciosa lengua, con quien sólo la portuguesa puede competir en ser dulce y agradable”. Miguel de Cervantes. 1547-1616.[19]

 

“Mas habéis de estar alerta, por sentir los personajes, que hablan cuatro lenguajes hasta acabar su rehierta. No salían de cuenta cierta, por latín e italiano, castellana y valenciano que ninguno desconcierta”. Bartolomé Torres Naharro. 1.517.

 

Frente a estas pruebas se sitúa la categoría supuestamente científica denominada globalmente como “la romanística” con el que el catalanismo nacionalista pretende ahogar y silenciar las tesis de eminentes filólogos y expertos en romanística hispana que defienden sin ambages que la lengua valenciana es anterior a la lengua catalana.

 

PRUEBAS:

 

“Es la lengua valenciana la primera lengua romance literaria de Europa, de cuyos clásicos no sólo aprendieron catalanes sino incluso castellanos(Menéndez Pidal, filólogo).


- “Pero es el caso que Valencia no quiere ser otra cosa que Valencia. Su lengua, la valenciana, difiere lo bastante de la catalana para poder permitirse gramática y vocabulario propios”. (D. Salvador de Madariaga, historiador).

- "Los dialectos de la lengua lemosina son la catalana, valenciana y mallorquina. La catalana ha recibido muchos vocablos de la francesa; y la valenciana, de la castellana…” (Gregorio Mayans Ciscar, historiador y lingüista).

- “La existencia de un substrato ibérico debe de ser considerada como un primer factor de diferenciación (cultural y lingüístico) entre Valencia y la Cataluña oriental”. (Jose Maria Guinot y Galán. Doctor en Filología Románica).

- “La noción de catalanismo como la lengua madre de la valenciana y de la balear es falsa históricamente. Las manifestaciones culturales baleáricas y valencianas son muy anteriores a las del catalán". (Torcuato Luca De Tena, miembro de la Real Academia Española de la Lengua. Septiembre de 1985)

- “El valenciano es la lengua hablada en la mayor parte del antiguo Reino de Valencia, y pertenece al grupo románico de las lenguas de inflexión indoeuropeas, hermana del castellano, francés, italiano, portugués y rumano”. (P. Lluis Fullana, filólogo. Académico de la Real Academia Española de la Lengua).

 

 

 

“NUESTRO ROMANCE”

Y volvemos a Colón. El texto original del Diario de a bordo fue entregado, a su regreso, por el propio Colón a los Reyes de España para su transcripción y copiado. Juan Antonio Pérez Herrro apunta, incluso, para su traducción de “nuestro romance” al castellano. Tras ello, el original, con una de las copias, fue devuelto al propio almirante.

En efecto, en el Diario de a bordo, Colón escribe el 2 de Agosto de 1492:

 y luego en aquel presente mes, por la información que yo había dado a Vuestras Altezas de las tierras de India y de un Príncipe llamado Gran Can (que quiere decir en nuestro romance Rey de los Reyes)”.

El  texto “que quiere decir en nuestro romance Rey de los Reyes” que aparece entre paréntesis es una transcripción exacta del texto que hace Bartolomé de las Casas del Diario de navegación del primer día y nos abre un amplio abanico de posibilidades para la investigación:

 

1.- El posesivo “nuestro”  marca un claro sentido de propiedad de la lengua con la que habla y escribe el almirante,  con lo que Colón, que nunca naturalizó su estado civil en Castilla, habla de una lengua compartida y de la que se siente copropietario. En el caso de que fuera un emigrante italiano llegado a España a los 20 años, no hablaría en estos términos y, a mayor abundamiento, habría pruebas de su nacionalización  castellana o aragonesa.

 

2.-  El sustantivo “romance” puede tener una significación múltiple. Puede referirse a la lengua castellana o a cualquier del resto de lenguas neolatinas o neo románicas españolas, incluyendo a la lengua valenciana que, a finales del siglo XV, se encontraba –como hemos repetido- en pleno Siglo de Oro.

 

El Diario de a bordo fue copiado por algún amanuense por orden de los reyes (copia también perdida) y esta copia fue transcrita por el padre Las Casas entre 1544 y 1553 de forma bastante fidedigna aunque los investigadores han hallado puntos de controversia: en el encabezamiento, en datos de texto que evidencian alguna adición posterior a los acontecimientos, en expresiones, etc.

 

LA LETRA GÓTICA CURSIVA VALENCIANA, NO CATALANA

La letra gótica cursiva utilizada por Colón no es otra que la utilizada mayoritariamente en la Corona de Aragón y  por ello en el Reino de Valencia en cuya capital, como hemos apuntado, estaba asentada la Corte de Alfonso el Magnánimo desde 1425, de marcado carácter renacentista  y que se vería rápidamente influenciada por la humanística italiana que entraría por la ciudad de Valencia coincidiendo con la llegada de la inmigración genovesa y de los padres de Cristóbal Colón.

A esta escritura gótica cursiva aragonesa, los defensores de la catalanidad de Colón la denominan “gótica cursiva catalana” cuando lo bien cierto es que fue precisamente a Cataluña donde llegó más tardíamente.

Dice Francesc Albardaner que “Si los textos castellanos de Colón estaban plagados de catalanismos, es que su lengua materna era la lengua catalana (sic)... Todo demuestra que Colón fue un personaje originario de la zona catalano-parlante de la Corona de Aragón”.

Remata Albardaner que “Colón sólo podría ser catalán y genovés de nacionalidad a la vez si su padre o, todavía mejor, su abuelo, fueran ligures de origen, establecidos hacía tiempo en algún territorio de la Corona de Aragón. Y la ciudad ideal para poder darse este fenómeno es Valencia en el tercio central del siglo XV[20].

Este párrafo hay que leerlo en el contexto erróneo o malintencionado en el que se mueve el catalanismo político.  Los historiadores más comprometidos con el nacionalismo  catalán siempre han difundido la teoría de que la lengua hablada en Valencia desde la conquista de Jaime I no es otra que la catalana importada por sus huestes provenientes de la antigua Marca Hispánica.  Fueron los propios escritores y literatos del siglo de Oro de la lengua valenciana los que “ex ante” ya le aclaraban a  todos ellos que la lengua en la que escribían hace 5 siglos el “Tirant lo Blanc”, “L´espill” o el “Vita Cristi” no era otra que la lengua valenciana. Y así, hasta el siglo XX.

La unanimidad fue abrumadora en los autores clásicos valencianos  al denominar “lengua valenciana” a la lengua romance derivada del latín  que durante 6 siglos se arabizó hasta cristalizar en un auténtico idioma. Ningún autor valenciano hasta el siglo XX denominó catalán al valenciano que, según los catalanistas, nos trajeron los supuestos “catalanes” que vinieron con Jaime I provenientes de los condados franceses que hoy se conocen como Cataluña y que carecían de una lengua uniforme, estructurada y que se alejaba mucho del valenciano ya que ellos hablaban diferentes variedades de un latín occitanizado con multitud de provenzalismos.

 

Todos los clásicos valencianos, especialmente los autores de nuestro Siglo de Oro valenciano, de manera constante y reiterada y sin excepción alguna, denominan “valenciana” a la lengua que hablan y con la que escriben. Es y fue materialmente imposible que un 3% de inmigrantes provenientes de los condados de la antigua Marca Hispánica que pudieron acompañar a Jaime I impusieran una lengua al 97 % restante de los  habitantes del Reino y que, en apenas 150 años no sólo lo tuviera como propio sino que, además, dieran a Europa el primer Siglo de Oro de las lenguas neolatinas.

 

Si tan catalán era o es la lengua valenciana,  ¿por qué Cataluña nunca tuvo siglo de Oro? ¿Por qué Joanot Martorell, Bonifacio Ferrer, Vicente Ferrer, Isabel de Villena, Roig de Corella, Jaume Roig, Ausias March… todos, todos y cada uno de decían que escribían en lengua valenciana y no en catalán? Simplemente porque el valenciano era y es anterior y diferente, aunque hermano, de la lengua catalana cuya Renaixença literaria se produciría en el siglo XIX, cuatro siglos posterior al  siglo de Oro del valenciano.

 

Lo que ocurre es que la historiografía nacionalista catalana, basándose en las “similitudes” que, en efecto pueden tener dos lenguas con una raíz latina común,  atribuye toda la lengua vernácula valenciana y balear en beneficio de una inexistente literatura medieval catalana. Pero es que la supuesta similitud  o semejanza, si habla a favor de alguna lengua influyente, debe de ser a favor del valenciano y nunca del catalán ya que las referencias y citas históricas y literarias que existen del catalán son  escasas y siempre posteriores a las del valenciano.

 

No obstante a ello, la falsificación y la mentira siguen campando a sus anchas en esa “nueva historia” construida con la finalidad de estructurar y unificar un idioma como sustrato de todo un proyecto político. Se trata, sin duda, de minimizar o hacer desaparecer estas referencias históricas que acreditan la convicción de nuestros literatos de que escribían en una lengua propia, distinta y diferenciada del catalán. Y para ello recurren a la brutalidad sin reparo alguno.

 

El Institut d'Estudis Catalans repite una y otra vez con su maquinaria “normalizadora” y “estandarizadora” que si valencianos y catalanes se entienden es por la unicidad de la lengua. Sin embargo podremos observar como esta estrategia no lo hacen con el Languedoc francés.

 

García Moya denuncia  que si “el texto que sigue es occitano y, según el citado IEC, no es catalán ni dialecto del mismo: "Xavier Deltour es un jove quia pas encara complits los vint ans. Nos presenta un mestre libre, I'istoria de l'Aquitania dins tot son ample istoric e geografic" (Lo Gai Saber. Revista de l'Escola Occitana, Toulouse 1996, p. 206), ¿por qué no reivindican la unidad del catalán con el occitano? García Moya remata su  acertada aseveración con que “el IEC no quiere saber nada sobre la unificación con el occitano, ya que si aplicaran la teoría de la expansión idiomática de norte a sur tendría que aceptar su dependencia del Languedoc. El terror que inspira en el IEC una reacción cultural de Occitania, y la consecuente reivindicación del catalán como dialecto occitano o lemosín  explica la invención de algunas normas y vocablos para diferenciarse del incómodo pariente”.[21]

 

Véase, también, el ejemplo de uno de los dos más eminentes colaboradores o colaboracionistas con este desafuero. En la “Revista Valenciana de Filología” (1.959), Manuel Sánchis Guarner reproduce el “Colofó de la Biblia” de Bonifacio Ferrer (1478) “traslladada de lingua latina en la nostra valenciana  (traducida de lengua latina a la nuestra valenciana)...” eliminando esta última expresión “en la nostra valenciana”. Muchas imprentas catalanas, al editar facsímiles de nuestros clásicos del Siglo de Oro Valenciano, siguiendo la misma acientífica pauta sustituyen la expresión “lengua valenciana” por la de “catalana”[22].

Francesc Albardaner se lamenta de la brutalidad con que se ha teorizado en Cataluña sobre el supuesto origen catalán de Cristóbal Colón acudiendo a construcciones fabulosas  basadas en la necesidad de dar sustento histórico a una verdad inexistente:"Ara la teoria de la catalanitat a escala internacional és motiu d'escarni. La poca credibilitat que al llarg de 80 anys havíem aconseguit s'ha esborrat perquè ha tingut més ressò una fabulació que no està sustentada per cap documentació i que reinventa la història adequant-la al que la gent vol sentir", lamenta Albardaner, esmentant la "mentida" que l'expedició va sortir de Pals (Baix Empordà).

Pues de la misma manera, la supuesta catalanidad de Colón basada en su nacimiento en Valencia -por ser, supuestamente- parte de los “países catalanes” y de “hablar catalán” es del todo punto repudiable ya que tales manifestaciones tienen el mismo origen que las manifestaciones de que Colón partió del Pals (Gerona) y no de Palos de la Frontera (Huelva). Que la Universidad es capaz de sustentar ambas teorías a la vez es una prueba de que, también, lo hace respecto de la lengua valenciana cuyo origen tiene abierta una controversia a partir del siglo XX con la introducción de factores nacionalistas y secesionistas que pretenden mudar la ley y la historia.

Dice Francesc Albardaner que “si la letra de Colón era la gótica catalana, es que aprendió a escribir en alguna escuela de los Países Catalanes (sic)”.[23]  En páginas anteriores ya hemos comentado los “errores” en que incurren muchos autores a la hora de identificar la lengua valenciana con la lengua catalana y al reino de Valencia con su pertenencia a los inexistentes países catalanes. A mayor abundamiento voy a reproducir aquí los párrafos de un artículo que leo en la prensa mientras preparo la publicación de este trabajo. El texto es de José Vicente Gómez Bayarri, doctor en Historia y miembro de la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV) abundando en las denuncias públicas sobre el adoctrinamiento nacionalista en los colegios.

Bayarri toma como base los documentos oficiales de la página web de la Generalitat Catalana en la se difunde “que Valencia fue un territorio agregado a la Corona de Aragón por los reyes catalanes”, arrogándose la supuesta “catalanidad” de la Corona de Aragón[24].

Confirma Bayarri lo que comentamos anteriormente, a partir de nuestra página 34, en la que confirmábamos que la “Marca Hispánica” no era ninguna región, nación o reino sino la amalgama, primero carolingia, desde 801, y después franca-francesa, hasta 1258, de distintos condados: Ampurias, Rosellón, Barcelona, Gerona, Besalú, Osona, Cerdeña, Urgel, Pallars, Ribagorza.

Bayarri denuncia que la Generalitat Catalana sostiene que “es Guifredo el Velloso el que se desliga de los reyes francos y da origen a la casa condal de Barcelona.  La paranoia catalanista  -dice Bayarri- les ha llevado a inventarse la figura de rey de Cataluña y sustituir al título nobiliario de conde de Barcelona” y arguye que “en un epígrafe de la 'Expansión por el Mediterráneo' se señala que con los reyes catalanes la Corona amplió su territorio y se incorporaron Mallorca, Valencia, Sicilia, Córcega, Cerdeña y Nápoles.”

Asimismo expone que “no existe una evidencia del uso del término 'Corona catalano-aragonesa' en la Edad Media, ni la intitulación de reyes de Cataluña, ni el reino de Cataluña. La terminología diplomática de la Corona de Aragón no satisface las ansias nacionalistas … que supone para ellos el reconocer la preeminencia del rey y del reino de Aragón sobre los demás territorios de la Corona, incluido el condado de Barcelona, que no posee el rango de reino”.

Gómez Bayarri denuncia el invento del título de 'comte-reis' para los reyes de Aragón ya que dicha “nomenclatura no está documentada en la archivística y consecuentemente esta falsa denominación sirve para igualar el título de conde de Barcelona al de rey de Aragón y no supeditar así la dependencia del territorio catalán, entidad de menor rango diplomático a la figura del rey de Aragón”.

Los títulos del monarca que registran la documentación de los archivos aparecen en los epígrafes de la intitulación del protocolo inicial y en la cláusula del regnante del escatocolo. En estas partes del documento se refleja, de forma diplomática, siguiendo el mayor rango jerárquico y antigüedad, la relación de los títulos y dignidades que ostentaba el monarca en esa fecha y los territorios en los que ejercía la soberanía regia.

Gómez Bayarri recoge varios testimonios que ratifican lo afirmado a partir de la constitución del reino cristiano de Valencia en el siglo XIII. “El rey Jaime I se intitulaba en los documentos con las siguientes denominaciones según el año de su reinado y los dominios que poseía:

-Nos Iacobus, Dei gracia rex Aragonum, comes Barchinone et dominus Montispesulani -28 de abril de 1225-.

-Nos Iacobus, Dei gracia rex Aragonum, et regni Maioricarum, comes Barchinone et dominus Montispesulani -25 de febrero de 1231-.

-Nos Iacobus, Dei gracia rex Aragonum, et regni Maioricarum, comes Barchinone et Urgelli et dominus Montispesulani -11 de enero de 1235-.

-Nos Iacobus, Dei gratia Rex Aragonum, Maioricarum, Valentie, comes Barchinone et Urgelli et dominus Montpesulani -18 de octubre de 1238-.

Advierte Gómez Bayarri que “se observa en la documentación que al registrar la relación de los títulos que ostentaba Jaime I el mismo año que capitula la ciudad de Valencia varía la posición que ocupaba el condado de Barcelona en los documentos regios, retrocediendo en la relación diplomática en esta fecha al cuarto puesto, después de los reinos de Mallorca y del Valencia, territorios cristianos conquistados respectivamente en los años de 1229 y 1238 e incorporados a la Corona de Aragón con el rango de reinos”.

Pedro IV de Aragón el Ceremonioso se intitula:

-En P[ere], per la gracia de Deu rey d'Aragon, Valencia, de Mallyorcas, de Cerdenya e de Corsega, e comte de Barchinona, de Rossello et de Cerdannya -11 de octubre de 1344-.

Alfonso V de Aragón el Magnánimo se intitula:

 -Nos, Alfonsus, Dei gracia Rex Aragonum, Sicilie, Valencie, Maioricarum, Sardinie et Corsice, Comes Barchinone, Dux Athenarum et Neopatrie ac etiam Comes Rossilionis et Ceritanie (...)-9 de diciembre de 1428-

Y concluye: “Vemos como conforme se iban incorporando nuevos territorios a la Corona de Aragón por derecho de conquista o por herencia dinástica o separándose de la 'potestas regia', la intitulación del monarca fue modificándose. Los títulos diplomáticos que el rey ostentaba se consignan por rango jerárquico y por antigüedad de soberanía de los dominios en los que ejercía la potestad”.

Las injerencias en materia cultural e histórica de la Generalitat de Cataluña respecto a autonomías como la Comunidad Valenciana, Baleares o Aragón están a la orden del día.

Gómez Bayarri recoge varios testimonios que ratifican lo afirmado a partir de la constitución del reino cristiano de Valencia en el siglo XIII. “El rey Jaime I se intitulaba en los documentos con las siguientes denominaciones según el año de su reinado y los dominios que poseía:

-Nos Iacobus, Dei gracia rex Aragonum, comes Barchinone et dominus Montispesulani -28 de abril de 1225-.

-Nos Iacobus, Dei gracia rex Aragonum, et regni Maioricarum, comes Barchinone et dominus Montispesulani -25 de febrero de 1231-.

-Nos Iacobus, Dei gracia rex Aragonum, et regni Maioricarum, comes Barchinone et Urgelli et dominus Montispesulani -11 de enero de 1235-.

-Nos Iacobus, Dei gratia Rex Aragonum, Maioricarum, Valentie, comes Barchinone et Urgelli et dominus Montpesulani -18 de octubre de 1238-.

Advierte Gómez Bayarri que “se observa en la documentación que al registrar la relación de los títulos que ostentaba Jaime I el mismo año que capitula la ciudad de Valencia varía la posición que ocupaba el condado de Barcelona en los documentos regios, retrocediendo en la relación diplomática en esta fecha al cuarto puesto, después de los reinos de Mallorca y del Valencia, territorios cristianos conquistados respectivamente en los años de 1229 y 1238 e incorporados a la Corona de Aragón con el rango de reinos”.

Colón firmaba como  “Almirant”, que es la forma  diferenciada del catalán “Almirall”. La palabra valenciana “Almirant” es exactamente la misma que Joanot Martorell usaba en su Tirant Lo Blanc, todo el escrito en lengua valenciana en pleno siglo XV


[1] Bartolomé de las Casas. Historia de las Indias

[2] Ramón Menendez Pidal, en su artículo “La lengua de Cristóbal Colón” publicado en 1940 en la revista “Boletin Hispánico”

[3] Ramón Menendez Pidal, en su artículo “La lengua de Cristóbal Colón” publicado en 1940 en la revista “Boletin Hispánico”

[4] El ADN de los escritos de Cristóbal Colón”, Estelle Irizarry. Universidad de Georgetown (EE UU)

[5] Calzada Rafael, La patria de Colón. Buenos Aires. 1920

[6] Alexander Humboldt. Cristóbal Colón y el descubrimiento de América. 1799-1804

[7] Calzada Rafael, La patria de Colón. Buenos Aires. 1920

[8] Jaime I. Furs del Regne de Valencia. 1261

[9] Diario de a bordo de Cristobal Colón. Cristóbal Colón, transcrito por Bartolomé de las Casas

[10] Relaciones y cartas de Cristóbal Colón, Librería de la Viuda de Hernando y Ca.. Calle Arenal 11. 1892

[11] Diario de a bordo de Cristobal Colón. Cristóbal Colón, transcrito por Bartolomé de las Casas. http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000048660

[12] Verdera, Nito. Tesis ibicenca de Cristóbal Colón: Cristòfor Colom fou eivissenc. Eivissa. La verdad de un nacimiento: Colón ibicenco. Madrid: Kaydeda. 1988. Cristòfor Colom, catalanoparlante. Eivissa: Mediterrània. 1994. Cristóbal Colón, originario de Ibiza y criptojudío. Eivissa: Consell Insular d'Eivissa i Formentera. 1999

[13]GARCÍA MOYA, RICARDO. El ignorado catecismo de Pere Vives en valenciano... o casi” 2015

[14] Real Academia de Cultura Valenciana. Ortografía de la CH. Web oficial.

[15] García Moya, Ricardo recoge este comentario en su trabajo LA CH Y EL ARZOBISPO MAYORAL. Las Provincias 20 de Abril de 1997, y sostiene que “es comprensible el enfado del filólogo Fullana cuando argumentaba que "escrivim concha, y no conja ni conxa per vindre de la llatina concham; y perque eixa ha segut la práctica general desde el sigle XV" (Estudi de filológia, p. 78). EI académico no erraba, pues en Corominas recoge este dato y atribuye posible "procedencia mozárabe valenciana" al sustantivo (DCEC, p. 451) Consecuentemente, el catalán Onofre Pouredactaba en 1575 su Thesaurus Puerilis en Valencia, incluyendo el plural pechines con CH”.

[16] Joanot Martorell, TIRANT LO BLANCH. Gandia 1413-1468.

[17]Joan Esteve. Liber Elegantiorum. Venecia 1489.

[18] Bonifaci Ferrer. Traduccio de la Biblia 1478.

[19] Miguel de Cervantes. Persiles y Segismunda. 1547-1616.

[20] Francesc Albardaner, presidente del Centro de Estudios Colombinos 2008-2009. “Cristofor Colóm, ciudadano de Valencia y genovés de nación”. 2016. Web oficial.

[21] García Moya, Ricardo. El Occitano, la pesadilla del IEC. Las Provincias 23 de junio de 1997

[22] Todas las pruebas contra la mentira catalanista. 2017. Juan García Sentandreu. Ediciones Nou Valencianisme.

[23] Francesc Albardaner, presidente del Centro de Estudios Colombinos 2008-2009. “Cristofor Colóm, ciudadano de Valencia y genovés de nación”. 2016. Web oficial.

[24] Adoctirnamiento. Jose Vicente Gómez Bayarri, doctor en Historia y miembro de la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV). Las Provincias 21, agosto 2019.

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