
Medio mundo se ha movilizado para impedir que Sakineh Ashtiani fuera lapidada según la ley islámica consiguiendo evitar dicha condena. Pero lejos de ser conmutada, ha sido confirmada mediante y morirá definitivamente ahorcada.
¿Que nos separa a la civilización cristina de la islámica? ¿Acaso es poco como para sellar una alianza?.
Son muchas cosas las que nos separan y, como se ve, no es sólo una cuestión religiosa. La persona como portadora de una serie de valores consustanciales a la vida: su dignidad, su integridad y su libertad es un argumento lo suficientemente poderoso como para disentir de esa demagoga y perversa política de alianzas que lo único que pretende es subvertir o minar los cimientos de nuestra cultura y nuestra civilización.
Mientras las leyes islámicas nos sobrecogen por su inhumanidad, aquí seguimos siendo víctimas de un sistema político basado en un relativismo hiperracionalista que niegan las leyes naturales y de la vida y que permite, en muchos casos, que sus enemigos se enseñoreen a su antojo.
Los valores humanos están muy por encima de los derechos humanos que pomposamente proclaman declaraciones universales que poco se cumplen. La dignidad, la integridad, la libertad y el derecho a la vida están por encima y por delante de cualquier ley política y, por ello, los estados han de protegerla, no sólo para los inocentes sino también para los culpables. Pero para estos, no nos engañemos, no puede ser vacilante o mojigata. Ha de ser implacable. Perpetua en muchos casos.
Son muchas cosas las que nos separan y, como se ve, no es sólo una cuestión religiosa. La persona como portadora de una serie de valores consustanciales a la vida: su dignidad, su integridad y su libertad es un argumento lo suficientemente poderoso como para disentir de esa demagoga y perversa política de alianzas que lo único que pretende es subvertir o minar los cimientos de nuestra cultura y nuestra civilización.
Mientras las leyes islámicas nos sobrecogen por su inhumanidad, aquí seguimos siendo víctimas de un sistema político basado en un relativismo hiperracionalista que niegan las leyes naturales y de la vida y que permite, en muchos casos, que sus enemigos se enseñoreen a su antojo.
Los valores humanos están muy por encima de los derechos humanos que pomposamente proclaman declaraciones universales que poco se cumplen. La dignidad, la integridad, la libertad y el derecho a la vida están por encima y por delante de cualquier ley política y, por ello, los estados han de protegerla, no sólo para los inocentes sino también para los culpables. Pero para estos, no nos engañemos, no puede ser vacilante o mojigata. Ha de ser implacable. Perpetua en muchos casos.
En la ley islámica o sharía existe un tipo específico de ofensas conocidas como las ofensas hadd. Son crímenes castigados con penas severas, tales como la lapidación, los azotes , la amputación de una mano y hasta la muerte.
ResponderEliminarNo olvidemos tampoco que la homosexualidad está castigada con la muerte y este gobierno tan progresista”entre comillas “calla y mira hacia otro lado.
Son leyes medievales que hoy día no tienen sentido y que se saltan todos los derechos humanos”sobre todo con la mujer” que es menos que nada.
Lo peor es que hoy en España intentan imponernos sus leyes los musulmanes que viven entre nosotros, solo quieren derechos pero ninguna obligación.